Una donación amorosa que prolongó una vida
La ley
La estadística de donación de órganos, creció un 26% con respecto al año anterior, pasando de 701 en el 2018 a 883 en 2019.Los números oficiales determinaron que de los 1.945 trasplantes de órganos realizados, 1.227 fueron renales, 459 hepáticos, 118 cardíacos, 69 renopancreáticos y 36 pulmonares, lo que significó una “marca histórica de donantes y trasplantes en el país
.Este récord se logró gracias a la nueva ley de trasplante de órganos, tejidos y células, más conocida como “ley Justina” y a que el sistema de salud, supo interpretar el “alma de la norma”, afirmó Alberto Maceira, presidente del Incucai
La nueva ley entró en vigencia el 4 de agosto del 2018, tras ser aprobada por unanimidad en ambas cámaras del Congreso. Se inspiró en Justina Lo Cane, una nena de 12 años que murió en la Fundación Favaloro mientras aguardaba un trasplante de corazón.
Dispone que “todas las personas mayores de 18 años sean donantes de órganos o tejidos, salvo que en vida dejen constancia expresa de lo contrario”, por lo que los familiares del fallecido, ya no son los encargados de tomar esa decisión”.
Desde la ley Justina la oposición de las familias a donar bajó del 40% al 17%. “El récord es producto del incremento de donaciones en los últimos seis meses”, de esta manera, nuestro país alcanzó al tasa de 15,75 donantes por millón de habitantes, la más alta de su historia”, también agrego Maceira.
No más autorización
La modificación que introduce la norma implica que los familiares de alguien fallecido ya no serán los encargados de autorizar la donación. “Podrá realizarse la ablación de órganos y/o tejidos a toda persona capaz mayor de 18 años que no haya dejado constancia expresa de oposición a que después de su muerte se realice la extracción de los mismos”, señala el texto.
Yanina y Carina
Yanina Giglio está casada con Carina y desde el momento en que comenzó la relación supo que ella tenía una enfermedad crónica. Esta se llama POLIQUISTICA RENAL, es progresiva, genética y ataca riñones y en casos extremos llega a páncreas, hígado, corazón y cerebro
Pero su proyección es siempre un declive en la calidad de vida del paciente. Carina convivió con esta enfermedad de forma más o menos normal hasta que hace 8 años. Allí se vio obligada a cambiar rotundamente sus hábitos alimenticios y su estilo de vida. Inevitablemente el proceso derivó en la necesidad de hacerse diálisis.
Ella estaba dispuesta a hacer el tratamiento pero Yanina, su esposa, se opuso. No la quería ver atada a un tratamiento cada 48 horas, no podía aceptar que el deterioro inevitable, la obligaría a depender de una máquina. Comenzó entonces a pensar en cómo instrumentar una posible donación de riñón compatible. Demás está decir que, nada de todo esto es sencillo.
Buscando compatibilidades
El estudio preliminar dio Yanina como compatible. Había tambien, dos amigos más que lo eran y estaban dispuestos a la donación. Para esto se deben realizar estudios pertinentes que son uno por vez, lo que implicaba tiempo y más tiempo. Y eso era lo que no sobraba. El donante tiene que ser familiar directo, de no ser así se debe presentar un recurso de amparo ante la justicia, lo que implica que ésta verificará que es una verdadera donación y que no media pago alguno en el intercambio.
Fueron 40 estudios durante casi 5 meses los que determinaron que Yanina podría soportar la operación y las consecuencias. Una vez que tuvo el apta para hacerla, surgió el miedo por que algo ocurriese durante la cirugía, o lo peor, que el órgano terminase rechazado, a pesar que los estudios digieran que es compatible.
Un miedo entre la razón y la fantasía .Era obviamente una cirugía de riesgo y eran órganos muy sensibles a la salud de cada una. El miedo a ese algo escondido, en el fondo del destino, esperando hacer su aparición para arruinarlo todo, era lo que más le sonaba en la cabeza
El tema fue algo de mucha charla entre las dos. Carina obviamente no quería asumir el riesgo que su esposa quedara con secuelas, ya que era una persona sana y estaba hipotecando ese haber, en función de ella. No la quería como su donante. Eso le generaba un tipo de culpabilidad.
Hubo acuerdo
Finalmente hubo acuerdo y Yanina se convirtió en donante. Comenzó a buscar información de otros casos similares, pero fue difícil. Psicológicamente la situación es rara, así la definía, desde el antes, el mientras y el después. “Lo más parecido a viajar al espacio y volver siendo otra persona”.
Hay gente que vive 10 o 15 años con diálisis pero Carina tiene una mala historia la enfermedad .Su madre, requirió atención medica importante y fue sometida a dos malas praxis. Este sufrimiento era el fantasma que revivía en ella y eso es lo que Yany quería evitar.
Finalmente la operación se hizo y toda la relación se resinificó. La de las dos como pareja, y la propia de cada una. Es un volver a existir de otra manera y eso indefectiblemente las cambió.
Hoy
Actualmente Yany se controla cada 3 meses, está estable pero el post operatorio fue más largo de lo previsto. Enfrentarse con eso generó una frustración, fue un verdadero desgaste físico y psíquico. No entendía qué pasaba. Los dolores eran muy fuertes, sobre todo en la espalda, del lado derecho, donde está el riñón que no se extirpo.El mismo parecía reclamar la presencia de su ex compañero y empeñaba en la tarea su mejor arma, el dolor
Este se presentaba en contracturas musculares que eran como hachazos. Estaba parada 20 minutos y era un calvario y debía volver a pararse por otros 20 hasta que se sentaba y… Vivía cambiando de posición, consumiendo calmantes derivados de la morfina. Pero el dolor era un compañero permanente con una fidelidad casi épica
Medicina tradicional China
Yany el tenía el contacto de un profesional que practicaba la medicina tradicional china y allí encontró algo de alivio. En cuanto a la alimentación, se debe seguir una dieta baja en proteínas y baja en sodio, casi una dieta ideal. La que todos deberíamos tener, es decir, variada, surtida, y sin excesos de ninguna índole. Por un lado estaba perdiendo algo, pero incorporóó un ejercicio en la alimentación sana, que de seguro ayudo a la natural recuperación de su organismo. Come más sano y tiene otra mirada del propio concepto salud.
“No me siento una heroína. El Día Nacional de la Donación de Órganos me llaman muchos amigos para felicitarme. Recibo mensajes, la gente me agradece. Hasta Carina también siente que le salvé la vida. Pero el hecho es que no estuvo en mis manos. Podía salir mal o bien. Siempre hasta entrar en el quirófano pensé que algo saldría mal. Tengo una historia mala con la medicina. A mi papá no le fue bien, de allí viene ese lado oscuro de quejas y reclamos”.
Post operatorio
Cuando la intervención terminó, a Carina le habían pronosticado unos días de post operatorio, pero sólo fueron nueve, mientras que Yany vio extender su recuperación de forma sustancial y traumática. Una estaba felizmente bien y casi se sentía sana, la otra estaba expuesta al dolor constante, como si su cuerpo estuviera en una guerra. El hecho la impulso a una elección, esta fue respuesta a su amor, generosidad y coraje. Nada más y nada menos que dos cualidades que se relacionan para momentos únicos y poderosos. Eso no cree la constituye en heroína, pero sí en una mujer valiente.
Esta es la historia de dos riñones, de la concientización que solo somos una suma de órganos en movimiento, manejados por una cosa llamada conciencia. Que cuando una parte del todo desaparece, el resto la reclama. La vida es un bien tan preciado, que el amor paga en efectivo la parte que le corresponde, si está en juego perderla. Considerar la donación de órganos como una conducta social aceptada e instalada en el inconsciente colectivo, nos dignifica y valoriza como hombres y mujeres .Que la vida de un órgano contribuya solidariamente a prolongarla en otro, es simplemente algo hermoso.
Yany es escritora y socia fundadora de una editorial independiente llamada ODELIA.
Quién fue Justina Lo Cane
Justina Lo Cane estuvo internada más de tres meses en la Fundación Favaloro a la espera de un trasplante de corazón, hasta que el 22 de noviembre de 2017 murió.
Tenía tan solo 12 años y padecía una cardiopatía transgénica, que le habían diagnosticado cuando tenía 18 meses de vida. Estuvo primera en la lista de urgencias del INCUCAI durante mucho tiempo esperando lo que nunca vino. Finalmente falleció.
Por su enfermedad, sufrió una trombosis en una de sus piernas en un momento de su internación y tuvieron que amputarle los cinco dedos del pie. Su desaparición es sólo física. Ella vive por siempre en cada ablación de órganos, de la nueva ley de trasplantes.