Día Mundial de la Salud: Reflexiones sobre los Factores Psicosociales en la Salud
El Día Mundial de la Salud, es un momento oportuno para reflexionar sobre cómo nuestro bienestar físico, mental y emocional se ve moldeado por una multiplicidad de factores, incluyendo la calidad de las relaciones interpersonales, la satisfacción de las necesidades básicas y el acceso a un tiempo de descanso y disfrute.
Los factores psicosociales ejercen una influencia significativa en nuestra salud y bienestar. Las relaciones gratificantes y el apoyo emocional de amigos y seres queridos actúan como factores protectores, mitigando el impacto negativo del estrés y la adversidad. Por el contrario, la exposición crónica a la violencia, el aislamiento social y la discriminación pueden aumentar la vulnerabilidad a una serie de problemas de salud, desde trastornos mentales hasta enfermedades crónicas.
La exposición prolongada a factores estresores desencadena una cascada de respuestas fisiológicas, con la liberación de hormonas del estrés como el cortisol y la activación del sistema nervioso simpático. Si bien estas respuestas son adaptativas en el corto plazo, la activación crónica de estos mecanismos puede tener consecuencias perjudiciales, como la supresión del sistema inmunológico, la inflamación crónica y el deterioro cardiovascular, además de mayor riesgo de trastornos psiquiátricos.
En sociedades obsesionadas con la productividad y el rendimiento, el descanso es un pilar esencial de la salud muy subestimado. El descanso insuficiente puede socavar nuestra capacidad para enfrentar los desafíos diarios y comprometer nuestra salud. Es fundamental mantener un equilibrio saludable entre las obligaciones y el tiempo libre, permitiéndonos recargar energías y fortalecer nuestra resistencia física y mental. Los ciclos de sueño adecuados no solo facilitan la consolidación de la memoria y la función cognitiva, sino que también son cruciales para la regulación de los sistemas fisiológico, inmunológico y endocrino. Asimismo, el descanso adecuado se revela como un factor fundamental en la gestión del estrés y la prevención de trastornos mentales.
Como vemos, la salud no se limita simplemente a la ausencia de enfermedad, sino que implica un estado de bienestar físico, mental y social. En este sentido, el acceso a necesidades básicas, como alimentos nutritivos, vivienda adecuada, y condiciones dignas de vida, emerge como un determinante fundamental de la salud poblacional. La participación en actividades gratificantes, el tiempo dedicado al ocio, la recreación, la conexión con la naturaleza y el arte son aspectos fundamentales de una vida plena y satisfactoria. Sin embargo actualmente, el placer y el ocio son un privilegio de pocos sectores sociales, ya que las necesidades y los problemas cotidianos impiden a gran parte de la población permitirse momentos de relajación y disfrute.
El Día Mundial de la Salud nos invita a reflexionar sobre los roles y responsabilidades dentro de las dinámicas de la salud comunitaria y las responsabilidades en cada aspecto bio-psico-social. La posibilidad de acceder a la salud –biopsicosocial- constituye un derecho humano, al igual que ser protagonistas de los procesos de salud-enfermedad y poder decidir sobre el cuerpo, los hábitos de vida y los propios cuidados. Por su parte, el Estado como garante de derechos, debe asegurar el acceso de manera equitativa a toda la población para poder satisfacer sus necesidades fisiológicas tanto como las psico-emocionales y las sociales.
No es posible hablar de salud comunitaria en un pueblo con creciente pobreza y desocupación. Actualmente en Argentina enfrenta severo faltante de medicamentos crónicos, oncológicos y de otras patologías, así como de protección como repelentes e insecticidas frente a un brote epidémico sin precedentes de dengue y una total ausencia de políticas públicas y de cuidado por parte del Estado al respecto.
El Estado tiene la responsabilidad de proteger a sus ciudadanos contra los riesgos para la salud, ya sean de origen natural o humano. Esto incluye la implementación de medidas para prevenir y controlar y evitar la propagación de enfermedades, así como proveer sistemas sanitarios para el bordaje de ellas. También es responsable de la regulación de la industria farmacéutica y de los ámbitos de investigación destinados a combatir las patologías desde todas sus aristas.
Es rol fundamental de los organismos estatales garantizar la equidad en la distribución de recursos de salud para evitar disparidades en el acceso a la atención médica y a los recursos de protección y cuidados. Esto implica asignar recursos financieros y humanos de manera justa y eficiente, priorizando las necesidades de las poblaciones vulneradas y marginadas. Asimismo, el Estado debe intervenir desde su institucionalidad para abordar los determinantes sociales de la salud, como la pobreza, el desempleo y la falta de vivienda, que aumentan la vulnerabilidad a enfermedades y agravar las desigualdades en la salud y bienestar de las personas.
Como vemos el Estado es necesario, cada eslabón estatal cumple una función en el comportamiento social que contribuye a la salud y es responsabilidad de los gobiernos garantizar las medidas de inclusión de toda la población en dichos procesos.