8M: Luchar hasta que la perspectiva de género transforme cada espacio

Foto: UNAR AGENCY

 

El Día Internacional de la Mujer es un día de lucha y de reivindicación de quienes, desde todos los espacios del saber y la resistencia, han interpelado las estructuras de poder que sostienen la opresión patriarcal.

En la ciencia, la incorporación de la perspectiva de género es un punto de inflexión que desafía las bases mismas de las disciplinas, las estructuras del modelo patriarcal y capitalista sobre las cuales se han edificado el conocimiento y sus instituciones, desde una visión androcéntrica. Su irrupción ha obligado a repensar lo que se consideraba objetivo, natural y legítimo dentro de la producción de saberes y conocimiento.

Buenos Aires, Argentina – March 8, 2025: Photo: UNAR AGENCY.

La incorporación de la perspectiva de género en las ciencias sociales ha visibilizado la históricamente silenciada experiencia femenina como sujetos sociales y políticos, una realidad sistemáticamente negada. Al evidenciar desde la explotación del trabajo doméstico no remunerado hasta la exclusión en el ámbito laboral científico y ha abierto el camino para desmontar las múltiples violencias que enfrentamos por el simple hecho de ser mujeres.

Las disputas en las ciencias biomédicas

En el ámbito de las ciencias biológicas, la perspectiva de género ha desarmado siglos de supuestos donde el cuerpo masculino era el modelo universal y el femenino una variante menor y pasiva, generando sesgos en las investigaciones, en los diagnósticos y en los tratamientos, donde las mujeres hemos sido históricamente ignoradas o, peor aún, invadidas sobre la autonomía de los propios cuerpos.

Buenos Aires, Argentina – March 8, 2025: Photo: UNAR AGENCY.

La salud de las mujeres ha sido relegada a un plano secundario en tanto el rol social establecido es el del cuidado a otros, sostén de familias y docilidad ante sus mandatos. Así mismo, las teorías sobre la locura femenina han servido como herramienta de disciplinamiento, donde las mujeres “rebeldes” son patologizadas, desestimando sistemáticamente nuestra salud física y mental.

Incluso la posibilidad de placer y descanso nos ha sido arrebatada. Se nos ha enseñado que el disfrute es un privilegio que no nos corresponde, que el tiempo para nosotras mismas es egoísta, y lo hemos pagado con la culpa que conlleva el peso de una condena social.

A partir de la inclusión de la perspectiva de género, se han podido cuestionar las narrativas biologisistas y biomédicas utilizadas como instrumento de control sobre los cuerpos femeninos y su autonomía, en las que se imponen mandatos y restricciones sobre la maternidad, el aborto, los derechos sexuales y reproductivos; que  también patologizan identidades y que perpetúan violencias disfrazadas de “cuidado”. El cuestionamiento feminista desde las ciencias ha desenmascarado cómo el sistema capitalista y patriarcal regula los cuerpos y las decisiones de las mujeres.

Las ciencias sociales y la deconstrucción de las estructuras de opresión

La perspectiva de género ha sido un arma de transformación contra la precarización y la violencia estructural. Las intervenciones feministas desde las profesiones sociales y humanas, han deconstruido la idea de que la pobreza, la violencia y la exclusión son problemas individuales o familiares, revelando su origen sistémico.

Foto: UNAR AGENCY.

La lucha por un Estado que garantice derechos en lugar de administrar injusticias, han sido batallas centrales dentro del campo social, porque la lucha por la equidad de género también es justicia social.

La perspectiva de género no solo ha permitido visibilizar estas injusticias, sino que constituye una herramienta clave para resistirlas, denunciarlas y transformarlas, desde el acoso en los espacios públicos y privados, hasta las agresiones en el ámbito académico, profesional y digital, la violencia se manifiesta como un recordatorio constante de los límites que el patriarcado impone sobre nuestros cuerpos y nuestras voces. Nos obliga a negociar nuestra presencia, a medir cada palabra y cada gesto, a adaptarnos a entornos hostiles donde ser escuchadas, respetadas y reconocidas sigue siendo una lucha diaria. Se nos empuja a aceptar lugares incómodos, a ceder frente a dinámicas de poder que buscan disciplinarnos, a naturalizar daños que erosionan nuestra integridad y nuestra identidad.

Más que un debate, una disputa política

No se trata solo de una discusión académica, es una disputa política dentro de las instituciones: la ciencia ha sido un bastión del patriarcado y del capitalismo, un espacio donde la exclusión ha sido disfrazada de mérito y donde el conocimiento ha sido utilizado como herramienta de opresión. La lucha feminista en la ciencia, no busca su inclusión sino su transformación.

El 8 de marzo es una jornada de lucha, de reivindicación y de compromiso con la deconstrucción de un modelo que nos excluye, nos explota y nos mata.