Del Molino: las historias desenterradas de un edificio emblemático que estaba en ruinas
Multitud de historias sobre la Confitería Del Molino se están recuperando a partir del trabajo de arqueología urbana que se realiza con los más de 15 mil objetos rescatados con valor patrimonial, y los testimonios de las personas que espontáneamente se acercan a aportar su experiencia con el lugar.
-En 1997, la reina del pop, Madonna, filmó en el salón principal del primer piso su videoclip “Love don’t live here anymore”, en un alto de la filmación de “Evita”. Ángeles Machado Igarashi (43), que entonces tenía 11 años y vivía en la terraza del edificio con su papá portero y el resto de su familia, bajó al primer piso con una amiga de 14 y su hermano más chico a “pedirle un autógrafo” a la diva de visita en lo que para ella era su casa.
“Pero fue muy antipática con nosotros, que bajamos hasta el salón, entusiasmados pero sin hacer escándalo ni nada. No nos dio nada y nos hizo correr con el seguridad como si fuéramos delincuentes hasta la terraza. Pero al llegar le dijimos ‘de acá no pasan porque es nuestra casa’. Les explicaron y se fueron”, contó la joven que ahora vive en Japón.
-El primer diputado socialista del país, Alfredo Palacios, tenía su propia mesa en la Confitería Del Molino, donde solía pasar cada día a tomar un café con coñac antes de comenzar su jornada en el Palacio Legislativo. Pero cada día tomaba la precaución de dejar “olvidado” su sobretodo para obligarse a volver a pasar antes de retirarse a su casa.
-Las tecnologías edilicias que incorporó el inmueble, tales como el hormigón premoldeado y los ascensores, son testimonio de las nuevas preocupaciones urbanísticas de “una gran aldea que se estaba transformando en una sociedad cosmopolita”, aseguró la asesora patrimonial Mónica Capano.
-En el sótano se encontraron numerosos utensilios ya obsoletos que cuentan una historia indescifrable hasta que viejos panaderos de otras confiterías históricas llevaron luz sobre ellos, como en el caso “de una enorme máquina para pelar papas” o “unos tubitos” de metal que supieron después “se usaban para hacer cañoncitos”.
-Una marcada segregación de género había en la Confitería, según se pudo reconstruir, porque las mujeres no podían descender a ninguno de los tres subsuelos -donde “reinaban” los hombres-, eran minoría entre el personal y se incorporaron inicialmente sólo como mozas o en la sección expedición. Además, el local tenía un salón exclusivo para mujeres y debajo de varias capas de pintura apareció la leyenda “teléfono para damas”, lo que indica que ellas no compartían el aparato con los hombres.
-Además del postre “Imperial Ruso” (crema de manteca y merengue), se atribuye a los pasteleros de El Molino la invención del postre “Leguisamo”, que habría sido encargado por Carlos Gardel en homenaje a su entrañable amigo y afamado jockey, Irineo Leguisamo (1905-1985). El postre incluye castañas en almíbar, bizcochuelo de 6 huevos, dulce de leche, merengue, almendras tostadas, crema pastelera, fondant y hojaldre. No obstante, la Confitería Las Violetas se atribuye la misma anécdota.