Realizaron rastrillajes con perros adiestrados pero sigue prófugo el acusado de matar a su pareja

El principal sospechoso del femicidio de María Esperanza Fernández, hallada asesinada a martillazos y envuelta en una frazada en su casa de la ciudad bonaerense San Pedro, continuaba prófugo pese a que se hicieron una serie de rastrillajes con brigadas caninas para localizarlo, informaron hoy fuentes judiciales.

Se trata de Roberto Ramón Romero (46), sobre quien pesa ya una orden judicial de captura nacional e internacional y lleva prófugo 48 horas.

Fuentes judiciales indicaron a Télam que para localizar a Romero ayer se realizaron una serie de rastrillajes de búsqueda con perros adiestrados en seguir el rastro olorífero de personas vivas.

Del operativo participaron la brigada K9 de Escobar, con el conocido perro Bruno, un weimaraner considerado por los investigadores como “el Messi de los canes”, por su participación exitosa en otros casos policiales como el crimen de Anahí Benítez en la reserva de Santa Catalina de Lomas de Zamora en 2017 o, en marzo pasado, el doble femicidio de Cristina Iglesias y de su hija Ada en Monte Chingolo.

También trabajaron los perros de la brigada K9 de la localidad santafesina de Villa Constitución.

Fuentes vinculadas a la investigación indicaron a esta agencia que siguiendo el rastro de Romero, los perros realizaron un recorrido de 600 metros desde la escena del crimen, la casa de la calle San Lorenzo al 3000, hasta el museo “El Sueño del Tano”, donde se encontraron huellas de bicicleta.

También se rastrilló por caminos de tierra en una zona de campos ubicada frente a la calle Lucio Mansilla.

“El prófugo conoce todos los lugares en San Pedro. Encontramos algún rastro pero al anochecer suspendimos la búsqueda porque hasta donde nos llevó Bruno era una zona de complicado acceso y no quisimos arriesgar a los perros. Hoy continuaremos los rastrillajes”, dijo a Télam un vocero vinculado a la investigación.

En tanto, luego de la autopsia, la Justicia liberó el cuerpo de la víctima y este mediodía los restos de Fernández serán inhumados en el cementerio local con la presencia de muy pocos familiares, debido a las restricciones por el aislamiento social, preventivo y obligatorio por el coronavirus.

El femicidio de Fernández -el tercero cometido en los primeros cuatro días de mayo- fue descubierto el domingo pasado en su casa, donde convivía con el sospechoso.

Una de las hijas halló el cadáver envuelto en una frazada y con visibles golpes en la cabeza aplicados con un elemento contundente compatible con el martillo ensangrentado hallado en la escena.

La autopsia determinó que la víctima presentaba ocho golpes en el cráneo, con politraumatismos y hemorragia interna, como causa de la muerte y, según la data de muerte, el crimen se cometió entre la noche del sábado y la mañana del domingo.

José Luis, un hermano de la víctima, contó a la prensa local que el sospechoso y la mujer “ya venían peleando hace rato” a raíz de una “situación gravísima” que no quiso develar.

También dijo que seguramente “lo tenía planeado” y contó que luego de haber cometido el asesinato le mandó una grabación a su mamá amenazándola, que ella tenía la culpa, y que se iba a entregar en San Nicolás, algo que no sucedió.

El caso, caratulado como “femicidio”, es investigado por la fiscal de San Pedro Viviana Ramos.

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