Los Balcanes a sangre y fuego (3)

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Una nueva República Croata

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La discusión por los enclaves con minorías serbo-croatas

Croacia es una de las 6 repúblicas federales que componían la ex- Yugoslavia. Actúa de separador de otras dos, Eslovenia y Bosnia, con un pequeño corredor con Serbia y otro con Montenegro. Comparte frontera terrestre con Hungría y marítima con Italia.

El conflicto estuvo inmerso en un contexto tormentoso, que por un lado consideraba a los yugoslavos/serbios herederos del comunismo y representantes de una identidad eslava entroncada con la iglesia ortodoxa. Dos características que alimentaron una rivalidad, por un lado político y por la otra identificada con un origen Otomano. Croacia y Eslovenia eran dos naciones católicas y más cercanas a los restos del Imperio Austro-Húngaro que al mundo eslavo. Hecho que siempre  las hizo sentir  parte del mundo occidental.

Poe ese tiempo, Franjo Tudjman estaba al frente de la nueva república croata, con su Unión Democrática Croata, un partido nacionalista y de derecha, influenciado por los exiliados de la Segunda Guerra Mundial. Su llegada al poder fue un enorme cambio institucional y social, se pasó de un sistema socialista programado a otro más liberal y de derecha.

Ciertos grupos enamorados de un pasado épico, reivindicaron actitudes políticas del partido Ustacha, formado mayormente por milicianos que apoyaron a los alemanes durante la ocupación Nazi. Esto dio pie a que las minorías serbias, de un 12 a 15% y concentradas en Krajina y Eslavonia Oriental, comenzaran a  temer posibles peligros ante un nacionalismo Croata

Por esto se organizaron y finalmente se levantaron en armas en sus respectivas regiones, protagonizando, entre el verano del 90 y primavera 91 la llamada “Revolución de los troncos”  y expulsando a la administración Croata de aquellos territorios. Todas estas maniobras fueron alentadas y toleradas por la administración de Milosevic, generando la combustión de  viejos  enfrentamientos que durante la Segunda Guerra Mundial dejaron 150.000 civiles asesinados, de ambos lados.

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El Rechazo Serbocroata desemboca en la guerra

La rebelión serbia tomó la iniciativa y decidió bloquear  las principales vías de comunicación entre Zagreb y la costa dálmata, privando a la capital croata de su principal fuente de recursos: el turismo. La respuesta del gobierno croata fue intentar someter a los rebeldes por la fuerza atacando Knin, capital de la Krajina (enclave de residentes serbios en suelo croato). Pero los helicópteros que llevaban a sus fuerzas policiales, única fuerza con poder de fuego que tenían por esos momentos, fueron rápidamente interceptados por cazas yugoslavos y forzados a regresar a Zagreb.

Este hecho consolidó los territorios en manos de los rebeldes serbios, donde las escaramuzas fueron recrudeciendo, alimentando un lenguaje de odio, que rompería todos los puentes posibles.

El punto de inflexión fue el fracasado intento croata de tomar el control en Borovo Selo, el 2 de mayo en la región de Eslavonia, donde la fuerza policial croata cayó fatalmente en una emboscada tendida por paramilitares serbios. Allí murieron 12 policías y desató una ola de indignación y furia en toda Croacia. Los elementos más moderados, en ambos bandos, fueron siendo sustituidos por elementos más nacionalistas y radicales, en la medida que se fueron repitiendo y multiplicando los enfrentamientos armados

Tudjman, como jefe de gobierno de la Croacia independiente, consideraba de cara al futuro pactar con Milósevic la partición del territorio de la vecina república de Bosnia. Para esto,era necesario abandonar a la minoría serbo-croata de los enclaves como Krajina y Eslavonia. Las posiciones de ambos líderes no eran irreconciliables y siempre tuvieron una vía directa abierta, pero debían conformar a sus respectivas poblaciones y sobre todo, a sus demandas nacionalistas.

Durante unos meses, Croacia se enfrentó dialécticamente al estado federal, el cual trataba de actuar con cautela ante el desafío secesionista, especialmente en lo que respecta al contrabando de armas. Esto se debía a la imagen que el conflicto estaba instalando en la comunidad internacional ya que Croacia trataba de proyectarse como un gobierno democráticamente electo y baluarte de la libertad.

Los croatas arguyen que la inminente invasión del ejército federal no era para garantizar la subsistencia de Yugoslavia, sino para constituir la futura “Gran Serbia”. La intervención del casi inexistente poder central, fue finalmente rechazado en el Consejo de Estado, donde votaban las ocho repúblicas.

La respuesta de Milosevic fue accionar por fuera de dicha institución y preparar la intervención del ejército. Las autoridades federales y serbias se tomaron muy en serio los avisos de Occidente ante tales movimientos, llegando a pedir protección a una débil URSS, la cual obtuvieron.

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La guerra propiamente dicha

El gobierno croata ya no ocultaba sus intenciones y mostraba públicamente a sus fuerzas armadas emergidas del contrabando y la apropiación de armas al ejército federal. Finalmente, con la solemne declaración de independencia croata y la imposibilidad de dirimir pacíficamente el status quo de los territorios en pugna, comenzó la guerra propiamente dicha. 

Los serbocroatas fueron rápidamente reforzados por el Ejército. Esto les permitió pasar a la ofensiva, mientras que los croatas asediaban y asaltaban los copiosos cuarteles aislados, reforzando con esas armas, los arsenales de sus rudimentarias policías e intentando armar  a las fuerzas paramilitares, que luego tendrían un papel protagónico durante todo el conflicto.

Milósevic no podía optar por una salida pactada y abandonar a los serbocroatas, debido a la presión popular, además, consideraba que era el momento para dar un paso más en la destrucción del inoperante Ejército Federal y la construcción de uno nacional, pero serbio.

El razonamiento serbio era que, si Croacia salía de Yugoslavia, la minoría serbia tenía derecho a quedarse en la federación o unirse al futuro estado serbio. Consideraban impensable unir su destino a la nación que los había enfrentado en el pasado. Para que esto fuera realizable, era necesario unir a su territorio los enclaves de Krajina y Eslavonia y tomar diversos puntos, que contaban con importante población croata.

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Milicias Ultranacionalistas copan el protagonismo

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Comenzada la ofensiva serbia, los croatas abrieron la lucha en la ciudad de Vukovar (Eslavonia) entre agosto y noviembre de 1991. Fue la mayor batalla de toda la guerra y supuso la expulsión del territorio de unos 10.000 civiles croatas, luego de los intensos bombarderos de las fuerzas serbias sobre el territorio. Aquí se sucedieron los asesinatos de civiles más cruentos de la llamada limpieza étnica, por parte de las milicias chetniks serbias que cobraron protagonismo por su reconocida y despiadada ferocidad. 

El ejército federal juntos a los milicianos Chetniks, ocuparon finalmente los territorios en disputa, pero comprobaron que Croacia no podría ser doblegada fácilmente, ya que, con el precioso tiempo ganado, se constituyó de un ejército competente, armado técnicamente por sus aliados occidentales, especialmente Alemania y los EE.UU y  lo demostraría en el terreno.

En el año 1995 durante la llamada “operación tormenta” recuperó los territorios ocupados por el ejército enemigo en la disputada Krajina, en tan solo una semana. Completando un lapso de 4 años, donde la ciudad fue epicentro de todo tipo de abusos, algunos de los cuales fueron llevados a juicio en un tribunal internacional, finalizada la guerra 

Vale la pena recordar que Argentina también participó, vendiendo armas, en una operación encubierta del gobierno del entonces presidente Menem. Armas que en muchos de los casos fueron obsoletas y descartadas.