Día Internacional de las Personas con Discapacidad

Actualmente continúa existiendo en la sociedad rechazo al diferente, invisibilización y una perspectiva de dominio sobre los discapacitados, que se ve traducido en los ámbitos públicos, la educación, los ámbitos laborales y la cultura cotidiana; negándose de esta forma la dignidad humana y los derechos ciudadanos.

Lo que comúnmente denominamos Discapacidad, no existe como tal, realmente lo que existen son diagnósticos basados en variadas características, signos y sintomatologías llevado a cabo por profesionales expertos en diferentes temáticas médicas y psicológicas que se corresponderán con un déficit. Esto, a su vez, demuestra una relación de poder ejercido por un discurso hegemónico sobre las capacidades y la “normalidad” del desarrollo esperable de las personas.

Entonces, podemos pensar la discapacidad como una producción social inscripta en los modos de reproducción de la sociedad, es decir, una categoría de calificación de los sujetos que la componen.

En el contexto de las relaciones de asimetría y desigualdad se produce esta subcategoría de las personas y la exclusión de todo aquel que no alcance el pronóstico normalizado/tizado de desarrollo por características bio- físicas determinadas.

La primera y más severa forma de discriminación que subyace sobre esta categoría es la de negar la propia identidad. En este invisibilizar los requerimientos o particularidades, se niega esta condición, su existencia como seres sociales, su igualdad ante la ley, su pertenencia a la sociedad.

Poseer una discapacidad no significa encontrarse incapacitado para desarrollarse como un ciudadano, significa que a este desarrollo le corresponderán determinados requerimientos. La incapacidad, en todo caso se delimita a un funcionamiento físico o mental específico, no a la condición de persona, a la condición de ciudadano ni a la condición de sujeto de derechos.

Hoy preferimos hablar de la discapacidad institucional frente a las necesidades particulares de algunas personas o la discapacidad social para la integración desde la diversidad subjetiva de cada individuo, posicionando la discapacidad del lado del espejo que nos refleja e implica a todas las personas de una comunidad; pero, de todos modos continuamos recurriendo a la terminología como categoría diferencial al momento de la prestación de servicios, principalmente en efectores de salud.

Los espacios de abordaje de la o las discapacidades, se han enfocado en el trabajo de la autonomía más allá de las limitaciones propias que conlleve para el desarrollo en sociedad. Se trabaja en fomentar y sostener las fortalezas propias e incorporar los recursos y herramientas necesarios para mejorar la calidad de vida, ampliando la accesibilidad en todos los ámbitos.

Es el Estado y su representación gubernamental, en cualquier época y lugar, el encargado principal de asegurar el cumplimiento de los derechos de cada ser humano, junto con la satisfacción de las necesidades básicas e integrales; y la sociedad, toda, quien vigile y alerte en caso de no cumplirse.

En Argentina, la Agencia Nacional de Discapacidad declaró la semana del 25 de noviembre al 3 de diciembre de cada año para la Promoción de los Derechos de las Personas con Discapacidad. Se estima que unas 5 millones de personas poseen alguna condición discapacitante, siendo más del 55% mujeres.

En nuestro país se cuenta con el CUD Certificado Único de Discapacidad que brinda el acceso universal a la cobertura de salud requerido por la condición especifica, y en caso de superar un 80 % de la condición discapacitante, se puede establecer la incapacidad laboral, permitiéndose acceder a una Pensión NO Contributiva por Discapacidad. En el día de hoy el Gobierno anunció el lanzamiento del CUD en formato digital a través de la resolución 2008/2021 en el Boletín Oficial.

Para Información y tramites: Agencia Nacional de Discapacidad https://www.argentina.gob.ar/andis