Pueblos ancestrales de diferentes culturas a lo largo de la historia de la humanidad, han reconocido que nuestro cuerpo físico, lo que concretamente sentimos como el “Nosotros”, no es únicamente una estructura que transporta nuestro cerebro (fuente de “razón y justicia”) sino un centro de conexión y e información de diferentes órganos que tienen capacidad de elaborarla
Consideraban que el cuerpo, siente y se expresa. Esta es hoy ,una línea de desarrollo científico relaborada a partir de la física cuántica. El cuerpo Piensa a través de sus células, estas no solo son apéndices de poder central, sino que tienen conductas desarrolladas de forma autónoma y elaboradas bajo lo que se considera el pensamiento inteligente.
Esta nueva concepción física, impone una observación que hasta hoy nos era vedada. Desde allí se analiza la función de células y órganos, en su lucha contra enfermedades y bacterias como la del Covid-19 y adquieren un protagonismo central que antes era imposible de cuantificar.
PASADO LEJANO
Por ejemplo, en las tribus australianas, cuando una persona se hiere o enferma, el clan se reúne a su alrededor junto con el enfermo y le canta pidiéndole perdón a la herida o parte afectada.
En el conocimiento ancestral Inka, todo es reciprocidad. Uno enferma cuando se llena de energía pesada o “hucha”, por tener actitudes egoístas y no dejar fluir el “sami” o energía ligera. Por ello en las curaciones se pide a la parte del cuerpo que se armonice con la Pachamama (Madre Tierra) y permita que el bloqueo se equilibre concluyendo en la sanación del individuo.
Lo mismo ocurre en las asombrosas curaciones de los Kahunas o médicos “magos” hawaianos, estos entran en oración directa con la parte afectada pidiéndole sanación, involucrandose ellos y el paciente.
Aceptar esta idea no es un residual de miradas ancestrales, es prácticamente estar en la avanzada de teorías que estudian la multiplicidad de relaciones que establece nuestro aparato psíquico –físico con esa unidad funcional, llamada hombre. Lo que antiguamente era producto de miradas Chamanicas o postulados sin rigor científicos, adquieren otra dimensión en los nuevos estudios. A mediados de los 80, la ciencia comenzó a aceptar que las células tienen ese algo, esa combustión indescriptible, que se denomina pensamiento. Se consideró primeramente que su función era dar una respuesta a problemas que ocurrían con el funcionamiento de nuestro sistema inmunológico. Luego se descubrió que esta capacidad también abarcaba otros órganos como el sistema digestivo, tan lastimado por el stress que la sociedad post industrial le inflige. Más tarde se generalizó al resto de los sistemas de nuestro organismo
LA INTELIGENCIA DEL SISTEMA INMUNE
La ciencia descubrió tipos de receptores inteligentes en las células de todas las partes del cuerpo, a estos se los llamó neuropéptidos. Estos están en las células inmunológicas, las que te protegen del cáncer y de las infecciones. Literalmente estan vigilando cada pensamiento, cada emoción y cada concepto que uno elabora mentalmente.
Cada pequeña célula T y B del sistema inmunológico, produce las mismas sustancias químicas que produce el cerebro cuando piensa, por lo que podemos decir que son pensantes. No son tan elaborados, como los es la células cerebrales que pueden hacerlo en imágenes, que luego simbolizamos en palabras y terminan formando el lenguaje, pero sí piensan, sienten y desean.
La física cuántica ha sido la facilitadora del desarrollo de esta teoría, cuyo principio fundamental es que toda materia se origina y existe en virtud de una fuerza y detrás de esta siempre existe una mente consciente e inteligente, que es su matriz
LA INTELIGENCIA DEL SISTEMA DIGESTIVO
Hace diez años parecía absurdo hablar de inteligencia en los intestinos. Se sabía que el revestimiento del tracto digestivo posee miles de terminaciones nerviosas, pero se les consideraba simples extensiones del sistema nervioso, un medio para mantener la insulsa tarea de extraer sustancias nutritivas del alimento. Hoy sabemos que estas células nerviosas se extienden por el tracto digestivo formando un fino sistema que reacciona a sucesos externos: un comentario perturbador en el trabajo, un peligro inminente, la muerte de un familiar.
Las reacciones del estómago son tan complicadas como las del cerebro
LA INTELIGENCIA DEL HÍGADO
Las células del colon, hígado y estómago también piensan, sólo que no con el lenguaje verbal del cerebro. Lo que llamamos “reacción visceral” es apenas un indicio de la compleja inteligencia de estos miles de millones de células. En una revolución médica radical, los científicos han accedido a una dimensión oculta que nadie sospechaba: las células nos han superado en inteligencia durante millones de años.
LA INTELIGENCIA DEL CORAZÓN
Muchos creen que la conciencia se origina únicamente en el cerebro. Recientes investigaciones científicas demuestran que la conciencia emerge del cerebro y del cuerpo simultáneamente (Unidad Mente-Cerebro). Una creciente evidencia sugiere que el corazón juega un papel particularmente significante en este proceso. Mucho más que una simple bomba, como alguna vez se creyó, el corazón es reconocido actualmente por los científicos como un sistema altamente complejo, con su propio y funcional “cerebro” o sea inteligencia.
Esta lo habilita a aprender, recordar y realizar decisiones funcionales independientes, Por lo que hoy es visto como un centro de recepción y transición de información al resto del cuerpo, generando el más poderoso y extenso campo eléctrico que nos envuelve. Su componente magnético es 5000 veces más fuerte que el del cerebro y pude ser detectado a varios metros de distancia.
“Muchas veces tendremos que cambiar nuestros conceptos no solamente los generales, los sociales o filosóficos, sino también los conceptos médicos. Y veremos que no siempre las enfermedades se tratan como se tratan en un hospital”
Ernesto “Che” Guevara
Fuente: “El Observador en Bioneuroemocion” de Enric Corbera. Editorial KIER, colección “Terapias Alternativas” 2013.
Eric Corbera: licenciado en psicología, biodescodificador, naturópata, master en hipnosis y en programación neurolingüística. Conferencista en España, Cuba y Perú
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