Los unía un deporte: el fútbol. Cuáles eran sus diferencias: podrían haber sido varias, las que son y las que dicen que son. Lo cierto es que hay un muerto más antes del pitazo de un árbitro. Esta vez en Tucumán: sería la víctima 344, según una ONG.

Puede ser que nadie se de cuenta, que nadie vea o es que ven y saben demasiado. Puede ser que haya mucho en juego, o no. No importa, no lo sabremos jamás. Lo que sí sabemos es que siguen muriendo personas y el factor común es el fútbol.

No es estar en contra o a favor, no son camisetas ni colores, no son trapos o canciones, no es el aliento al equipo desde tribunas que tiemblan repletas de emoción, no son las pasiones o fervores. Esos no matan.

Mata la indiferencia a una realidad que es lo bastante cruda para que los ojos sigan viendo de reojo. Los ojos de todos los involucrados: Asociación Argentina de Fútbol, clubes, dirigentes, asociados, futbolistas, periodistas, hinchas o simpatizantes.

Y la pregunta siempre es la misma desde 1922, cuando ocurrió la primera muerte, específicamente un 30 de julio en la cancha de Sportivo Barracas: qué hay detrás de este deporte que despierta amores tan pasionales, qué hace que los simpatizantes se sientan rivales que deben hacer justicia por su equipo, qué es lo que hay detrás de una pelota de fútbol.

Los cuestionamientos tienen años, las víctimas son un número. Entonces detrás de la pelota hay sudor y empuje de un equipo pero muchas veces está teñida de sangre.

Y la violencia, en el fútbol, la que data desde 1922 ante un hecho confuso no para, no tiene fin, es una cadena de acontecimientos que arrebata sueños, no justamente el de los futbolistas o dirigentes sino, dirán arrebata los sueños de ‘los violentos de siempre´.

¿Quiénes son los violentos de siempre, se les conoce, se les favorece, sin ellos no hay fútbol, no hay hinchada, no hay pasión? Y qué se hace al respecto, porque cuanto operativo hubo duro lo que ‘canta un gallo en el campo’.

Cuánto por debatir pero cuanto más por hacer y más qué hacer: decidir, o no ministro de Turismo y Deporte, Matías Lammes.

Lejos de estigmatizar este deporte no vemos otro en que el patrón se repita de la forma en que ocurre en el fútbol.

Salvemos al fútbol, es una ONG, lleva cuantificadas las muertes vinculadas al fútbol. Manuel Alejandro López, asesinado ayer antes del partido San Martín de Tucumán-Belgrano de Córdoba sería, de acuerdo a este registro, la víctima 344, desde 1922.

Y van… si alguien no se decide a parar la pelota, con todo lo que pudiese implicar. Y no si dicen basta. Lo han dicho ante tantas cosas, esta sería una más. Sumado a las claras evidencias y episodios en otros países por erradicar la violencia en el fútbol.

Alguien dijo: el fútbol es como esos amigos que te buscan cuando les conviene. El hincha solo importa si está vivo y tiene plata para ir a gastar en todo lo relacionado al evento y si adora a los jugadores como si fueran lo más importante en sus vidas. Si no cumplís con nada de eso no importas para el fútbol, podés estar tirado afuera de la cancha pero no sos nada…

¿Los hinchas, los simpatizantes, los fanáticos no son nada?

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