Protestas en Francia contra la reforma jubilatoria

Los sindicatos han pedido mediación para resolver la crisis en la décima jornada de huelgas. Según los sindicatos, unas 450,000 personas se han manifestado en París, mientras que las autoridades han informado de 93,000 manifestantes. En todo el país se han producido unas 750,000 manifestaciones, según el Ministerio del Interior, y dos millones, según la CGT. La ley controvertida busca elevar la edad de jubilación de los 62 a los 64 años, y un 70% de los franceses se oponen a ella. Los sindicatos han convocado otra jornada de huelga el próximo jueves. En la manifestación, los jóvenes han desempeñado un papel importante y han mostrado pancartas ingeniosas en contra de la ley. Los sindicatos han pedido mediación para desbloquear la crisis, pero el gobierno se ha negado a retirar la ley.

Mathilde y varios de sus compañeros de la Facultad de Arquitectura portan un cubo de basura de cartón del que se asoma sonriente el presidente francés, Emmanuel Macron, junto a una pancarta donde se lee: “Dejad los pinceles. Empuñad los tenedores”. Forman parte del cortejo parisino contra la impopular reforma de las pensiones, que tiene al país tres meses protestando en la calle.

“Al principio era por la ley, ahora por nuestra libertad”, dice la joven. Poco detrás de ellos, en la marcha que recorre París, se ve a otro grupo de jóvenes, estos son de “Matemáticas en lucha”, y poco más atrás los de Bellas Artes, que muestran un monigote del presidente coronado como si fuera un rey.

La manifestación en París ha comenzado a las dos de la tarde en la Plaza de la República y ha recorrido un pequeño trayecto hasta la de Nación, donde se produciendo enfrentamientos entre un grupo de Black Block (radicales del autodenominado Bloque Negro) y la policía desde hace rato, sin que se haya desbordado de momento.

En otras ciudades, Burdeos, Nizas, Nantes o Marsella, las manifestaciones contra la ley comenzaron por la mañana, con una participación menor y también con mucha más calma. En Lyon y Burdeos también se viven momentos de fricción con las fuerzas del orden.

En París ha habido unos 450.000 manifestantes, según los sindicatos, 93.000 según las autoridades. Es la mitad que el pasado jueves. Hay desplegados 5.500 policías para evitar incidentes. En toda Francia son 750.000, según Interior, dos millones, según la CGT. Los sindicatos han convocado una nueva jornada de paro el jueves que viene. Sería ya la undécima. El movimiento da una tregua, al menos hoy, tras semana y media de mucha tensión y disturbios que han dejado incendios, destrozos y fuertes enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden.

R. VILLAÉCIJA UNA TREGUA La controvertida ley pretende elevar la edad de jubilación de los 62 años a los 64 y se oponen a ella un 70% de franceses. La participación de los jóvenes hoy ha sido importante: unos 70.000 estudiantes en la capital; 400.000 en todo el país, según el sindicato de estudiantes. “Esta sociedad, no la queremos”, clama una de las jóvenes manifestantes, que canta junto con el resto de sus compañeros. “No sólo quiere quitarnos los derechos por los que pelearon nuestros padres.

La crisis de los “chalecos amarillos” que se inició a fines de 2018 y se extendió hasta 2019, también ha influido en la situación actual, ya que muchos ciudadanos han perdido la confianza en el Gobierno y en la clase política en general.

La reforma de las pensiones ha sido una de las medidas más controvertidas del Gobierno de Macron, ya que se trata de una medida muy impopular que ha generado una gran movilización social en el país. Además, los sindicatos han denunciado que la reforma afecta gravemente los derechos de los trabajadores, especialmente los más vulnerables.

A pesar de que los sindicatos han convocado una nueva jornada de paro para la próxima semana, algunos expertos creen que la situación puede evolucionar hacia una negociación entre el Gobierno y los sindicatos, que permita encontrar una solución al conflicto. En cualquier caso, la crisis social y política que vive Francia en estos momentos parece estar lejos de solucionarse.

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