Para la OMS: el final de la pandemia “ni siquiera está cerca”

El virus tiene todavía mucho espacio para moverse, todos queremos que esto termine

Télam 27/06/2020 Egipto: Foto archivo 11/05/2017 Reabrió hoy bares, clubes, gimnasios, teatros y templos religiosos, después de tres meses de cuarentena para evitar la propagación masiva del coronavirus y pese a ser el país de África con más muertes por la enfermedad. Foto: Carlos Brigo/ cbri.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió hoy que el fin de la pandemia del nuevo coronavirus “ni siquiera está cerca” porque aunque en muchos países se controló la propagación de la enfermedad, en otros está resurgiendo y están acelerándose las infecciones en casi todo el mundo.

“El virus tiene todavía mucho espacio para moverse, todos queremos que esto termine, todos queremos volver a la normalidad, pero la realidad es que esto ni siquiera está cerca de terminar”, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhamon Ghebreyesus, en conferencia de prensa.

“Hace seis meses ninguno de nosotros podía imaginarse cómo este virus empujaría al mundo y nuestras vidas hacia el período de confusión que vivimos”, agregó.

La declaración de Tedros se produjo el mismo día en que la OMS contabilizó por primera vez más de 10 millones de casos de coronavirus en todo el mundo, de los cuales un millón fue detectado sólo en los últimos cinco días, lo que demuestra que la curva de contagios sigue ascendiendo, especialmente en Estados Unidos, Brasil e India, tres de los cuatro países con mayor número de infectados.

La OMS reportó en su balance diario 10,02 millones de casos confirmados de coronavirus y casi 500.000 muertes por la enfermedad en todo el mundo, y la base de datos en línea de la universidad estadounidense Johns Hopkins computaba esta tarde casi 10,20 millones de contagios y 503.000 fallecimientos.

Al margen de los países más castigados, Japón y Portugal fueron hoy dos ejemplos de aquellos donde la enfermedad parecía quedar atrás y sin embargo hubo rebrotes en los últimos días, aunque en ambos casos sus autoridades negaron que se trate de una segunda ola de contagios.

Tokio, la región más afectada de Japón -y donde el domingo próximo se celebrarán elecciones regionales-, registró este fin de semana la cantidad más alta de nuevos casos desde el levantamiento del estado de emergencia, hace un mes, que autoridades sanitarias atribuyeron a un brote registrado en locales nocturnos.

En Portugal, en tanto, el número de enfermos de Covid-19 ingresados en hospitales fue hoy el más alto desde el 7 de mayo pasado pero el Ministerio de Salud aseguró que “no hay sobrecarga” del sistema hospitalario, mientras en Lisboa y sus alrededores se reimplantó el confinamiento de las personas ante el aumento de los contagios registrado en los últimos días.

En Estados Unidos, donde la campaña para las elecciones presidenciales de noviembre ya impacta de lleno en las decisiones y las opiniones relacionadas con el combate a la pandemia, el vicepresidente Mike Pence dijo que el aumento de los contagios se debe a “una combinación entre el incremento de los test y el hecho de que muchos jóvenes se han estado reuniendo sin respetar las medidas de seguridad establecidas”.

A la vez, el gobernador del estado Nueva Jersey -uno de los primeros epicentros del brote en el país-, Phil Murphy, dio marcha atrás y no permitió la anunciada reapertura de restaurantes y bares después de haber visto “brotes en otros estados provocados, en parte, por la vuelta de clientes a establecimientos gastronómicos, donde están sentados y sin tapabocas por períodos importantes de tiempo”, según explicó.

En Brasil, la capital, Brasilia, declaró el estado de calamidad pública debido a la evolución de la curva de contagios tras haber reanudado parte de la actividad económica en mayo, en contraste con la salida gradual de la cuarentena que siguen llevando adelante San Pablo y Río de Janeiro, los dos estados con mayor cantidad de casos y de muertes en el país.

La preocupación dual ante la propagación del coronavirus y el derrumbe económico provocado por la pandemia, mientras rigen cuarentenas, motivo de las marchas y contramarchas adoptadas en tantos países y ciudades, tuvo hoy otros claros casos en Colombia y Ecuador, dos de los países más afectados en América latina.

En Colombia -en cuarentena desde el 25 de marzo y hasta el 15 de julio, varias flexibilizaciones mediante-, el presidente Iván Duque afirmó que “no es una opción viable” volver al confinamiento más estricto que ayer le pidiera la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, alarmada por el aumento de los contagios en la capital.

“Debemos entender que no es una opción viable para la sostenibilidad de nuestras sociedades sencillamente decir ‘vamos a encerrarnos hasta que aparezca una vacuna’; tenemos que aprender a convivir con este virus y tenemos que ganarle”, dijo Duque en su programa diario de televisión.

En Ecuador, el alcalde de Quito, Jorge Yunda, informó que sólo obtuvo del gobierno central el compromiso de “aplicar un aumento de controles en el centro histórico” de la capital, después de haber pedido sin éxito conservar e incluso extender las restricciones porque “los servicios sanitarios ya no dan más”.

En cambio, en Chile -otro de los países más afectados en la región y con preocupantes indicadores en las últimas semanas-, el ministro de Salud, Enrique Paris, afirmó que comenzó a registrarse una “incipiente mejoría”, aunque llamó a no bajar los brazos y “seguir combatiendo el virus con mucha fuerza”.

Las consecuencias económicas de la pandemia quedaron expresadas también en Brasil y el Reino Unido.

En Brasil se destruyeron 1,14 millones de empleos formales en lo que va del año y sólo en mayo 19 millones de personas perdieron temporariamente el trabajo, según datos oficiales divulgados hoy, y la expectativa de consumo cayó 14% de mayo a junio, según una encuesta privada.

En el Reino Unido, asimismo, una fundación privada advirtió que el país precisa el “mayor plan de generación de puestos de trabajo en tiempos de paz” para evitar un aumento masivo del desempleo mientras se recupera de la crisis del coronavirus, que ya provocó la pérdida de 430.000 empleos entre marzo y abril.

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