La carne nos hizo humanos hace 2 millones de años?
El Veganismo nos pide no comer aquello que hace siglos nos alimenta. No existe una contradicción real de estas dos formas de alimentarnos. La verdadera debería ser comer sano o comer tóxico
Pablo Kulcar | 1 abr 2020

.
El respeto a la vida y el poder diferir nuestras decisiones, luego de procesarlas intelectualmente, nos aleja de conductas instintivas, pero esto de ninguna es manera negar nuestra condición animal en la escala natural de vida. Estar atados a tener que alimentarnos de otros, supuestamente más débiles, fue y será la manera de subsistir. Quizás hoy en día se conozcan miles de alternativas al consumo de carne, pero el hecho que como reproduzcamos las vacas y otros animales en criaderos, redefine esta idea de comernos al más débil.
Se trata de la manera y solo de la manera en que los matamos? No, son las condiciones que les imponemos a su vida, como los criamos especialmente para nuestro alimento. Las conductas que el hombre fue desarrollando en comunidad tienen que ver con el contexto que le fueron dando forma. El campo argentino tuvo mucho ganado cimarrón y para aquella época, procurarse el sustento era matar lo comible. La industrialización tomó ese axioma y lo desarrolló con la mirada de época. Los animales eran un instrumento para el uso del hombre, sea laboral o alimenticio, y desde ningún punto de vista estaban ahí solo para ser lo que eran, sino para aplicar a alguna tarea que la raza superior fuera a necesitar.
Por supuesto que establecer un romanticismo extremo e infantil sobre el ejercicio del poder del hombre sobre el animal es directamente desconocer el impulso de este a modificar constantemente sus fronteras morales, sea para con ël, para con otros o para con una naturaleza que lo rodea y considera a su servicio. Esto implica que su concepción del prójimo como un igual se fue estructurando a fuerza de constantes luchas por imponerse unos sobre otros, y desde muy atrás, esta la, nunca pensada, idea de considerar al animal como un ser vivo y respetarle ciertos derechos a la hora de criarlo para comer o para trabajar.
Morir está omnipresente en la vida y es producto de la impermanencia eterna de todos los que la habitamos, por lo tanto es un hecho que debería ser naturalizado, pero es imprescindible aplicar una conducta a seguir frente a tremenda revelación existencial.
.

.
Ver a los animales como seres vivos y no como cosas para consumir o explotar es parte de esta naturalization de la muerte, cuando a partir de aquí, se justifica su explotación y la crueldad. Si total van a morir, es un ideario primitivo que encierra la lógica de la subsistencia, pero nos degrada a no poder redimensionar esa muerte como algo que naturalmente, les daría el tiempo de vida que les corresponde antes de ser engullidos en nuestros platos.
El hombre ha seleccionado su alimento mayormente animal y ha descolocado a estos de su rol primigenio en el medio ambiente. Alimento y trabajo, transporte y diversión, son algunas de las tareas que prestan los aquí seleccionados. Los hemos moldeado por años a estas tareas, las que ya le son casi especificas. Por lo que, sin aplicar ningún tipo de dolor o abuso, esto pasó ser parte del proceso de selección artificial por la subsistencia.
.

.
Con eslogan como “Carne es muerte”, “Veganismo es justicia”, manifestantes expresan su rechazo al sacrificio de animales para alimentación humana, sino también a otras formas de producción de alimentos de origen animal, no consumen ningún producto de este origen, esto incluye por supuesto a la carne, los huevos e incluso los productos lácteos, e intentan expandir esta cosmovisión alimentaria a nivel mundial o sea a todos nosotros. El origen de estos postulados son éticos y morales, por lo que no es nada descabellado, reflexionar sobre las implicancias de esta conducta.
EL MONO SE VA PONIENDO DE PIE

.
En sus comienzos, hubo un momento en que el hombre, además de frutos, hojas e insectos, comenzó a incorporar en ocasiones carne. El análisis de sus restos fósiles, específicamente de sus dientes, nos permiten aseverar que ya en su etapa de Homínidos, esta conducta era común. Pero existe evidencia morfológica que en determinado momento hubo un salto cuantitativo de este consumo y esto fue cuando establecieron relaciones sociales más complejas, de lo que se deduce que comenzaron las caza en cooperación con otros pertenecientes al mismo grupo. La evidencia de esto es el hallazgo de herramientas filosas de piedra, como navajas, que datan de este periodo. Esto fue hace unos 2.5 millones de años y nuestra especie todavía era proto humana, es decir todavía estaba cerca de nuestros ancestros los monos.
El hecho que se conviviera en grupos, les permitió matar animales más grandes y comer mayor cantidad de carne o sea proteína animal, lo que incrementó el tamaño de su cerebro y posibilitó el desarrollo de un sistema nervioso más complejo. Este necesitaba de una gran cantidad de energía de determinada calidad, y la consiguieron sobretodo de la grasa de los animales que cazaban. Estos ácidos grasos fueron fundamentales para que se desarrolle más energía, más destreza y sobre todo, un correcto funcionamiento del nuevo cerebro, de mayor tamaño, con todo lo que ello ha supuesto para nuestra especie.
Aunque puede sonar excesivo, no es aventurado afirmar que comer carne fue lo que nos hizo verdaderamente humanos.

.
Que esto se haya incorporado a nuestra vida natural, no implica que desconozcamos la crueldad de los procesos mecánicos industrializados que se aplican a animales destinados a la elaboración de alimentos. Y allí la ética para el trato de animales no es discutible, debería ser un dogma inquebrantable respetar su muerte provocada en función de nuestra vida. Si somos carnívoros, algún animal deberá morir para que vivamos. Específicamente la industrialización de los alimentos, nos ha alejado del trato cotidiano con ellos, mas allá de la explosión del sentido de mascota, que se asemeja mas a la humanización de los animales para el placer personal, que a verdadero respeto por su condición de ser vivo.
En un pasado no tan lejano eran solo instrumentos a utilizar y a comer. Hoy la vida masiva en grandes conglomerados que forman las ciudades y alejados de lugares rodeados de una naturaleza que no otorga tantas herramientas para perpetrar nuestro sedentarismo informático, hace que terminamos conociendo el mundo animal solo a través de pantallas. Por allí u otras alternativas, el National Geographic nos recuerda que hay detrás de los nombres en la lista del menú de un buen restaurante.
Desde chicos las películas, sobre todo los dibujos animados, nos muestran animales humanizados y eso lejos de construir una empatía los aleja en su versión real. Es de aquí donde la mirada vegana trata de recordarnos siempre que hay detrás de lo que se ve. Pero aun así la alimentación carnívora no deja de ser algo natural, no es una imposición y podríamos establecerla como consecuencia del desarrollo darwiniano durante siglos.
La carne se puede sustituir?
.

.
La concepción del mundo natural de los veganos encuentra paradójicamente en algunos casos y repito no es una relación directamente proporcional, características para dar sustento ideológico a un fundamentalismo que puede resultar peligroso, basta consultar en ALUBA (Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia) o a cualquier profesional del tema, para ver que a veces sirve de marco y enmascara algunos trastornos de la conducta alimentaria (TCA’s), como la anorexia nerviosa.Aunque es una obligación reconocer que estos trastornos no obedecen al ideario por defender animales sino a distorsión importante en la mirada de los propios cuerpos
Los productos elaborados de manera industrial que utilizan como combustible los derivados de los hidrocarburos, no solo erosionan la atmósfera, sino que en su procesamiento nos trasladan una cantidad de químicos, como colorantes y saborizantes, que muy lejos estan de ser una dieta sana, por lo contrario, no dejan de enfermarnos Muchas de estas sustituciones pueden ser bienvenidas, con buenas intenciones de proteger el mundo animal, pero sus componentes son verdaderos venenos en porciones, que nuestro cuerpo asimila por años.
Lo mismo sucede con la agricultura de gran escala, donde los cultivos de soja, trigo, maíz o arroz, no conviven con muchos organismos más que los de su misma especie. Incluso en los cultivos hortícolas, las especies animales son combatidas y controladas drásticamente mediante métodos de eliminación o con ácidos o agrotóxicos. En el caso de Argentina, la expansión de la frontera agrícola es desde hace décadas la principal amenaza para la biodiversidad, transformar bosques, humedales y pastizales en campos de cultivo, debería verse como un genocidio a futuro, pero la sociedad industrializada solo lo ve como un negocio a explotar. consolidando su estupidez genuina y ancestral.
La alimentación como en apéndice de una religión
.

.
La veneración absoluta por la vida es característica de algunas religiones orientales como el Jainismo o el Budismo que tienen como dogma evitar dañar a cualquier ser viviente. Esta postura es expresada en sistemas de vida extremos, pero coherentes, que hacen culto cotidiano de su fe. Tales actos no son descontextualizados con los modos de vida de quienes lo practican, ni son mitigados por ninguna circunstancia, creencia o pensamiento científico, simplemente responde a un pensamiento colectivo, culturalmente respaldado por miles de años de práctica y seguimiento. Lo mismo podría decirse de nuestra conducta alimentaria, pero ella no esta regida por un dogma religioso que nos dice que hacer y que no, sino se fue construyendo con lo que el ambiente proponía y el hombre elegía
Finalmente somos carnívoros, no por opción sino por ocasión. Esta se gesto hace miles de años y nos constituyó en lo que somos. La agricultura fue y será una piedra basal sociológica, desde ella el hombre construyó sus asentamientos y vivió en continuo intercambio con el otro. La alimentación en la era tecnológica industrial es muchas veces una pócima de productos químicos, que nos atraen por color u aroma, pero se han alejado de su propósito nutricional. Estamos generando los problemas de salud que luego la industria de los fármacos tomará como posta. Desconocer que comemos carne es negarnos a lo que hoy somos, proponernos cambiar las costumbres de alimentación, exige la responsabilidad de no generar ningún nuevo desarreglo nutricional. Respetar a los animales, sea la condición que sea, es un principio de dignidad que deberíamos decidir implementar obligatoriamente en cada una de las accione que emprendamos para con ellos.
Podremos cambiar hábitos culturales?, si es posible, pero quizás sería bueno dar una mirada al camino que nos trajo hasta aquí, para intuir cuánto nos puede costar llevarnos por uno diferente. Comer o no carne, no es la única opción, creo que la que se esconde y no tiene respuesta es: comer alimentos industrializados, cultivos bañados de agrotóxicos y enfermarse constantemente o generar alimentos más sanos para poder comer y subsistir a ello.