Carrera despiadada entre países por conseguir mascarillas contra el coronavirus

Por Agence France-Presse via ednHUB

París – Estadounidenses que compran un cargamento de mascarillas a punto de despegar a Francia en la pista de un aeropuerto en China, franceses o checos que requisan cubrebocas destinados a España o Italia. La carrera por conseguir mascarillas para evitar la propagación del coronavirus es despiadada.

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Sin las capacidades de producir por sí mismos mascarillas en número suficiente, muchos países occidentales buscan comprar millones de cubrebocas, principalmente en Asia, una situación que ha conducido a muchos a pasar por alto las reglas y el juego limpio que rigen en tiempo normal en los intercambios mundiales.

Según funcionarios franceses, un cargamento entero de mascarillas que estaba a punto de despegar rumbo a Francia fue comprado en efectivo y a mayor precio por compradores estadounidenses, en la pista de un aeropuerto en China, recientemente.

«Los americanos nos arrebataron un cargamento», aseguró Valérie Pécresse, la presidenta de la región parisina, la más poblada de Francia. El gobierno negó el 2 de abril las acusaciones, pero los compradores podrían ser responsables privados o Estados federados. El gobierno francés dijo por su parte que no tenía «precisiones» sobre esto.

«Competencia aterradora»

El fenómeno es mundial. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, pidió el 2 de abril a los funcionarios de su país que investiguen reclamos similares de que se estaban desviando mascarillas de su país.

«Los mercados de suministro para el coronavirus se están colapsando», señaló el profesor Christopher R. Yukins de la Universidad de Washington en una videoconferencia el mismo día.

Gráfico: Gal Roma y Kun Tian / AFP

«Hay una tensión extrema con respecto a estas mercancías frente a las necesidades inmediatas de los Estados», explicó Bolloré Logistics, un gran empresa de logística francesa, presente en China.

«Los Estados están en competencia entre sí para acceder a recursos», explicó el investigador Jean-Sylvestre Mongrenier del instituto franco-belga Thomas More. «Es desagradable, pero no significa un estallido de las hostilidades», estimó.

El diputado ucraniano Andrii Motovylovet, que viajó a China en marzo para acompañar un cargamento médico, contó en Facebook que fue testigo de una «competencia aterradora por equipo médico».

«Nuestros cónsules que van a las fábricas chinas se encontraron con colegas de otros países que querían arrebatarnos nuestros pedidos. Pagamos nuestros pedidos por adelantado mediante transferencia bancaria y tenemos contratos firmados. Pero ellos tenían más dinero en efectivo. Cada cargamento es una lucha».

En China, pocos fabricantes tienen permisos para exportar. Los que no tienen, deben pasar por empresas comerciales si quieren exportar. De ahí la existencia de muchos intermediarios.

En esta lucha despiadada, algunos países han desplegado a sus servicios secretos. Según el diario francés Le Figaro, el Mosad israelí llevó a cabo en marzo un operativo clandestino para hacerse con kits de detección del virus en un país que no fue identificado.

«Es un tiempo de negociaciones directas (…) que a menudo están acompañadas de favoritismo, malversación y sobrefacturación», escribió Laurence Folliot Lalliot, profesora de derecho público, en una columna en el periódico francés Le Monde.

«Desde el comienzo de la crisis, hemos reforzado las medidas de seguridad y vigilancia, incluso ofreciendo a nuestros clientes la opción de hacer las entregas a la llegada bajo escolta», explica Bolloré Logistics.

as empleadas con mascarillas y guantes supervisan un cargamento de equipación protectora ante el coronavirus recibido de China, el 25 de marzo de 2020 en la ciudad española de Valencia. Foto: Juan Carlos Cárdenas / Pool / AFP

Pago en efectivo

Y en este contexto el pago en efectivo hace milagros. «Los estadounidenses pagan en efectivo y sin ver [el cargamento], por supuesto que puede ser más atractivo para algunos que solo quieren hacer negocios», estimó Valerie Pecresse.

El ex primer ministro eslovaco Peter Pellegrini dijo a la televisión TA3 el 15 de marzo que su país había reservado millones de mascarillas en Ucrania, que debían pagarse en efectivo.

«Estábamos preparando una maleta con 1,2 millones de euros. Tuvimos que usar un vuelo especial del gobierno para recogerlas. Pero un intermediario alemán llegó antes, nos superó en la oferta y se las llevó», contó.

También hay tensiones entre países aliados, miembros de la Unión Europea. Según la revista francesa l’Express, Francia requisó el 5 de marzo en su territorio cubrebocas de la compañía sueca Mölnlycke, que estaban destinados a España e Italia, los dos países europeos más golpeados por el coronavirus.

República Checa incautó también mascarillas que debían ir a Italia. Las autoridades de Praga dijeron que la incautación se decidió «sobre la base de la sospecha de comportamiento fraudulento y actividades delictivas», pero se comprometieron a enviar material equivalente a Italia «lo antes posible», según la embajada checa en París.

Por Fabien Zamora con las oficinas de la AFP

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