2 de abril, día mundial de la concientización sobre el Autismo.

Es necesaria la visibilización de esta condición que se presenta de muchas maneras, a través de diferentes signos y que por ello requiere de estrategias especificas para su abordaje.
Esta condición se detecta mayoritariamente en niños y niñas pero por supuesto, los acompaña a lo largo de la vida.

A menudo escuchamos o leemos a expertos hablando de autismo o las características, signos  síntomas dentro del considerado espectro autista, sin embargo, pocas veces escuchamos la palabra más calificada para ello: el entorno inmediato, el núcleo familiar, la familia ampliada y el entorno de amigos y conocidos, que puede decirnos mucho más de la persona con esta condición que un experto mismo.

Esto se debe a que el autismo en todas sus formas, así como otras neurodiversidades, posee estructuras que pueden ser comprendidas teórica y académicamente, sin embargo consideramos que el entorno es el principal decodificador de las necesidades de cada persona, ya que existen tantas variables de neurodesarrollo como personas en el mundo.

La decodificación de los modos de comunicarse de personas fuera del denominado proceso neurotiípico de desarrollo, solo puede darse en la experiencia cotidiana, el acompañamiento y crianza de esta persona, por ello, el profesional interviniente siempre debe poder escuchar y respetar la palabra de los familiares, amigos y el resto del entorno, que saben porque conocen las respuestas de esta persona, que han podido detectar los estímulos que resultan potenciadores del vínculo y cuales resultan obstaculizantes o dañinos.

Podemos decir que cada grupo familiar ha desarrollado en torno a sus ritmos y necesidades, su propio lenguaje y decodificación, por lo que es fundamental validar este recorrido como fortaleza que se ha configurado sobre la base de innumerables experiencias a lo largo de la vida.

Este idioma y ritmo propio que resulta un logro inmenso para muchas familias, puede resultar incómodo frente a determinados contextos que no comprenden el proceso atravesado por estas personas y en lugar de conocer o reconocer lo avanzado, solo pueden ver la dificultad para relacionarse o comportarse como la estructura social estratificada espera. De modo que los estadíos educativos como los espacios laborales pueden resultar angustiantes y hasta tener efecto iatrogénico. Por esto es fundamental que la sociedad toda comience a concientizarse acerca de la diversidad que existe y que cada persona tiene sus propias necesidades.

Frente a estos escenarios, muchas familias se sienten desanimadas, incomprendidas, desesperanzadas, intentando que sus hijos se inserten en la sociedad como la sociedad espera, olvidando que las exigencias que se les imponen solo logran mayor resistencia a la socialización y progresos de autoregulación emocional. Todo resulta más sencillo cuando en lugar de enfocarnos en las limitaciones, nos centramos en las potencialidades y ayudamos a las familias a transitar los desafíos contextuales dentro de su diversidad.

De este modo, buscamos ser más empáticos con las diferencias que todos portamos, aun personas sin desafíos neurológicos podemos tener otros requerimientos y dificultades para nuestra autorregulación, las personas con autismo encuentran sus propias formas para adaptarse a los medios cambiantes y requerirán de mayor paciencia frente a determinados estímulos.

La jornada de concientización busca promulgar la aceptación de todas las formas de neurodiversidad, es decir los modos diferentes en que se desarrollan y trabajan nuestros cerebros y por ello los diferentes modos de actuar en consecuencia. Solo de este modo estaremos posibilitando la autenticidad de cada persona mas allá de la estereotipación del contexto social y mejoraremos la calidad de vida individual y colectivamente.

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