Trump quiere las centrales nucleares de Ucrania

Las cuatro centrales nucleares que tiene Ucrania han tomado protagonismo esta semana después de que la Casa Blanca explicara que el presidente, Donald Trump, se plantea la posibilidad de hacerse con la propiedad de esas plantas como medida para garantizar su protección de la amenaza rusa., Todo esto dentro de los contactos entre Washington y Kiev para avanzar hacia el fin de la guerra. Aunque ninguna de las partes dio información detallada se supone, que sin ser nombradas, son las 4 que existen hoy en territorio Ucraniano.

La oferta de la administración Trump es hacerse cargo de sus administraciones, invirtiendo en tecnología y personal para que vuelvan a generar energía y a su vez otorgando un marco de seguridad a futuro, al ser instalaciones en manos de empresas norteamericanas, inhibiría a rusia de atacarlas.

El interés mas particular es sobre la mayor central ucraniana, situada en la región suroriental de Zaporiyia y ocupada por Rusia al comienzo de la guerra, todo depende de la posibilidad que (hoy en duda) Kiev recupere en las negociaciones el control sobre esa infraestructura.

Abriéndose a la opción de ofrecer ventajas económicas a EE.UU, el presidente Ucraniano analiza la explotación de la central, que es la más grande de Europa y un pilar clave de su sistema energético. Zelensky busca maximizar las probabilidades de recuperarla. Esto no sería suficiente para garantizar su correcto funcionamiento y su rentabilidad, se precisaría del suministro de agua y de las infraestructuras asociadas adecuadas. El presidente ucraniano ha descartado negociar la transferencia de la propiedad de alguna de sus centrales atómicas a EE.UU, a pesar que esa es la opción que propone la Casa Blanca.

Un factor de riesgo elevado

Dotada de seis reactores y una potencia total de 6000 MW, la central de Zaporiyia era antes de ser desconectada por los rusos la principal proveedora de electricidad en Ucrania con una generación de entre 40.000 y 42.000 millones de kWh de electricidad, lo que representaba una quinta parte de la producción anual del país y la mitad de toda la producción de las cuatro centrales nucleares ucranianas.

Ambos bandos se han acusado mutuamente de ponerla en peligro atacándola, haciendo volar drones por encima de la infraestructura.Uno de los momentos de más peligro para la central se produjo en junio de 2023 con la voladura de la presa de Kajovka, que estaba bajo control ruso y alimentaba con agua a la central de Zaporiyia.

Otras tres centrales en funcionamiento

Además de Zaporiyia, Ucrania cuenta con otras tres centrales nucleares situadas en el noroeste, el oeste y el sur del país que siguen bajo control del Gobierno de Kiev y han evitado el colapso del sistema eléctrico ucraniano ante los acontecimientos bélicos en los que el país se encuentra.Los ataques con drones contra transformadores situados en sus inmediaciones que conectan a las plantas nucleares con el resto del sistema son motivo de preocupación entre los expertos, tanto por la posibilidad de que se produzcan impactos en las mismas centrales como por el riesgo de que éstas dejen de funcionar correctamente por los daños en infraestructuras asociadas.

Una inversión en marcha de EE.UU.

Ucrania trabaja con la empresa de energía nuclear estadounidense Westinghouse en la construcción de otros dos reactores de la central nuclear de Jmelnitski, en el oeste del país. Esta empresa es la que suministra combustible a la planta, para cuya ampliación se adquirirán reactores de Bulgaria. Según dijo hace un año la empresa de energía atómica ucraniana, Energoatom, todas las centrales ucranianas bajo control de Kiev han pasado a utilizar combustible nuclear estadounidense, dejando atrás la dependencia en este capítulo de Rusia.

Ucrania espera aspira a recuperar la mayor central nuclear de Europa sin tener que ceder después su propiedad a Estados Unidos.Hoy en dia esta posibilidad tiene muchas relatividades en el terreno y dependerá de la capacidad del presidente Zelenski de establecer condiciones para que Rusia acepte un alto el fuego, que no sea solo un recreo para que la UEA rearme a Ucrania.

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