Rusia advierte sobre una escalada tras la autorización de EE. UU. a Ucrania para usar misiles de largo alcance
El Kremlin acusó este lunes a Estados Unidos de echar “leña al fuego” de la guerra en Ucrania al autorizar, según informaron algunos medios, ataques con misiles de largo alcance contra territorio ruso por parte de Kiev, reducidos a la región de Kursk.
“Es evidente que la Administración saliente en EEUU tiene intención de continuar echando leña al fuego y seguir provocando una escalada de la tensión en torno a este conflicto”, dijo Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, en su rueda de prensa telefónica diaria.
El portavoz subrayó que si se confirma que Occidente ha dado luz verde a Kiev eso significará “cualitativamente una nueva fase de tensión y una nueva situación respecto a la implicación de EE. UU.“.
Varios medios estadounidenses informaron el domingo que la administración Biden decidió permitir a Ucrania realizar ataques con armas de fabricación estadounidense en territorio soberano ruso, lo que encendió todas las alarmas ya que era algo que hasta ahora no había sido aprobado y sobre lo que el Kremlin había informado que de suceder lo consideraría como un ingreso directo de la OTAN y Estados Unidos en la guerra.
Las armas autorizadas son, concretamente, misiles supersónicos guiados llamados ATACMS que pueden transportar cabezas convencionales o de racimo y tienen un alcance de unos 300 kilómetros.
Según medios estadounidenses, el presidente Biden, ha autorizado a Ucrania el uso de misiles de largo alcance limitados, de momento, a defender su posiciones ofensivas en la región rusa de Kursk, donde el ejército de Moscú recibe la ayuda de miles de soldados procedentes de Corea del Norte.
La cadena CNN y el diario The New York Times informaron de esta decisión sin precedentes del gobierno de Biden, que finalizará su mandato el próximo 20 de enero, y que se produce cuando Moscú ha desplegado casi 50.000 tropas en Kursk, la región del sur de Rusia donde Kiev lanzó su contraofensiva sorpresa el pasado verano.
Washington se venía negado a proporcionar ATACMS a Ucrania durante los primeros dos años de la guerra, en parte debido a preocupaciones sobre su fabricación, ya que los poderosos misiles requieren tiempo y componentes complejos para producirlos. Pero existía una razón más concreta, la amenaza de Rusia de considerar un ataque directo de Estados Unidos el uso de dichas armas.
Hace dos meses, Putin llegó a amenazar con el uso de armas nucleares en caso de que se siguieran cruzando líneas rojas en cuanto a la ayuda militar y en especial al uso de armas estadounidenses sobre suelo ruso.
Este lunes funcionarios rusos también prometieron que Moscú reaccionaría a la decisión del presidente Biden, aunque no dieron más detalles sobre qué podría implicar esa respuesta.
Leonid Slutsky, presidente del ultranacionalista Partido Liberal Democrático de Rusia, dijo que Estados Unidos ahora está participando directamente en el conflicto militar en Ucrania: “Esto implicará inevitablemente la respuesta más dura por parte de Rusia, en función de las amenazas que se plantearán a nuestro país”.
El periódico Rossiyskaya Gazeta, cercano al Kremlin, escribió que la capacidad de Ucrania de atacar dentro de Rusia con armas occidentales “crearía desafíos adicionales para nuestro ejército”, pero agregó que la decisión no “cambiaría el curso de la guerra”.
El influyente medio dijo que una de las formas en que Rusia podría responder sería proporcionar armas a los rebeldes hutíes de Yemen para atacar a los barcos estadounidenses en el Mar Rojo.
Por su parte la legisladora rusa Maria Butina dijo que Estados Unidos estaba arriesgando una tercera guerra mundial y expresó esperanzas de que el presidente electo, Donald Trump, revirtiera la decisión.
Lo cierto es que la administración Biden hace este anuncio a dos meses de dejar la Casa Blanca y un día después de fuertes ataques de Rusia sobre infraestructura eléctrica de Ucrania. El Ejército Ruso también está avanzando en el Donbass, dentro de Ucrania, y saturando de soldados, incluidas supuestas tropas de Corea del Norte, la región rusa del Kursk que había sido parcialmente ocupada por una avanzada ucraniana.
Trump por su parte anunció que acabaría con la guerra “en 24 horas”, sin dar ningún indicio de que algo así pueda ser factible, pero lo que sí obliga a las partes a prepararse para llegar en mejores condiciones en caso de tener que sentarse a negociar a partir del 20 de enero.
En ese caso, la situación en la que llegue cada uno en cuanto al territorio ganado en el Donbass y en Kursk es fundamental. Rusia ha desplegado una ofensiva en esos frentes, y más allá. La respuesta de Biden es el arriesgado manotazo de último momento para no acabar dejando el cargo en medio de un repliegue estrepitoso tras miles de millones de dólares en ayuda financiera y militar a Ucrania, y dejando la cancha un poco más empantanada hacia una posible negociación a base de la relación de fuerzas en el terreno. Sin embargo, una jugada así, en medio de un mundo convulsionado y cruzado por tensiones en ascenso, implica riesgos que que se sabe como empiezan pero nunca cómo terminan
Fuente: La Izquierda Diario