Reino Unido, un país con una alta tasa de vacunación y un brote de contagios que no cede

La prevalencia de los casos positivos de coronavirus en el Reino Unido no cede e instaló a la potencia europea en su meseta de contagios más larga y alta de la pandemia, pese a tener una alta tasa de de vacunación y en medio de una creciente incertidumbre por la falta de reacción política y el futuro de la situación epidemiológica.

Hasta ahora, el Gobierno se ha resistido a introducir las medidas del llamado Plan B, pensado para frenar un futuro brote masivo, aunque actualmente los casos positivos ya promedian más de 40.000 por día en todo el Reino Unido, una cifra alarmante que sin embargo no está acompañada por niveles similares de muertes y hospitalizaciones.

El llamado Plan B contempla el regreso obligatorio de los tapabocas y el trabajo remoto, entre otras restricciones.

Sin embargo, desde julio, cuando el Gobierno británico eliminó todas las restricciones, incluida la obligatoriedad de usar tapabocas en escuelas, teatros, discotecas o transporte público, el rumbo político va completamente en sentido contrario a un nuevo cierre.

Según algunos científicos asesores del Gobierno, la propagación del virus se incrementó a medida que la gente volvió a sus rutinas de siempre. Mientras en todo el país las cifras son las más elevadas desde mediados de año, en Inglaterra ya alcanzaron el nivel más alto desde principios de año, según muestran los últimos monitoreos de la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS).

Aproximadamente 1 de cada 50 personas en Inglaterra se contagió la semana pasada, lo que representa el nivel más alto desde enero, en pleno pico de la segunda ola de la pandemia, resaltó el organismo.

En Gales, en tanto, se estimó que alrededor de una de cada 40 personas había tenido coronavirus en ese mismo período, la cifra más alta desde que las autoridades comenzaron a registrar esta estadística en julio de 2020.

A su vez, en Irlanda del Norte, la última estimación es de alrededor de uno de cada 75, frente a uno de cada 130 la semana anterior.

Mientras que en Escocia, la última estimación también es una de cada 75, frente a una de cada 90 la semana anterior, pero por debajo del pico de septiembre de una de cada 45.

Esta semana, además, el país atravesó dos sombríos umbrales: las 140.000 muertos por Covid-19 y los nueve millones de contagios desde el inicio de la pandemia

En medio de estas curvas en ascenso y sin una reacción política clara, la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA) puso la atención en un dato que podría ser clave para explicar el brote pese al alta tasa de vacunación: los casos entre los jóvenes de 10 a 19 años son actualmente los más altos de cualquier grupo de edad, con una tasa semanal de 1.201 por cada 100.000 personas.

Esta semana el Gobierno informó que pasados seis meses de la segunda dosis, los adultos de más de 50 años ya pueden pedir un turno para vacunarse con el refuerzo y, en ese mismo anuncio, renovó su pedido para que los padres lleven a sus hijos de entre 12 y 15 años a inmunizarse ya que sólo el 19,3% de los niños comprendidos en ese grupo etario fue vacunado, según una estimación de la UKHSA.

Se instó también a los estudiantes a realizarse un test de coronavirus cuando regresen a la escuela después del final del semestre tras una semana de vacaciones.

Según datos de la Unidad de Bioestadística MRC de la Universidad de Cambridge, alrededor de las tres cuartas partes de los niños de entre cinco y 14 años tuvieron coronavirus en el país, mientras que casi el 50% de los chicos en edad escolar menores de 15 años lo contrajeron entre principios de septiembre y el 20 de octubre, lo que eleva el total de infectados al 76%.

“El virus mortal no desapareció, por lo tanto este invierno el Reino Unido se enfrenta tanto a la gripe como al coronavirus. Lo peor que podemos hacer es bajar la guardia, ser complacientes y subestimar el riesgo que estos virus representan para todos nosotros”, alertó el alcalde de Londres, el socialista Sadiq Khan, ante el número creciente de casos.

Le pidió especialmente al primer ministro británico, Boris Johnson, que vuelva a imponer algunas de las medidas preventivas, como el uso obligatorio de tapabocas en el transporte público.

Y no es el único.

El primer ministro galés, Mark Drakeford, ya adelantó que “no tendrá más remedio” que implementar medidas para parar las infecciones, si los casos positivos no empiezan a descender en las próximas tres semanas.

Pero la clave no parece estar solo en reimponer las medidas preventivas y las restricciones, sino también en convencer a los sectores antivacunas o más reticentes a inmunizarse e inmunizar a sus hijos.

Un estudio realizado por científicos británicos, publicado en la revista médica The Lancet, concluyó que las vacunas contra el coronavirus reducen el riesgo de contagio contra la variante Delta pero la infección puede seguir transmitiéndose entre los miembros que conviven en un mismo entorno aunque estén inoculados.

El informe indica que las vacunas siguen siendo muy eficaces para prevenir las enfermedades graves y las muertes por coronavirus pero otros estudios sugieren que pueden ser menos eficaces contra la variante Delta, que actualmente es la dominante en casi todo el mundo.

Neil Ferguson, miembro del Grupo Asesor Científico para Emergencias (SAGE) del Imperial College de Londres, advirtió la semana pasada que las internaciones por el virus se duplican cada cinco semanas a medida que disminuye la inmunidad.

Además, atribuyó el aumento en los contagios a que la inmunidad en el Reino Unido no es actualmente tan alta como la de otros países de Europa occidental, así como a medidas de control menos estrictas que cualquier otro país europeo.

El principal asesor científico del Reino Unido, Patrick Vallance, relativizó esto en una entrevista con el canal Sky News y dijo que el Reino Unido está “mucho más protegido” porque las vacunas y los tratamientos antivirales hicieron “una gran diferencia” pero aclaró que el invierno aún puede ser “bastante difícil”.

Asimismo, advirtió que el virus todavía está presente en todo el mundo: “Nadie tiene muy claro en qué dirección va esto”.

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