En la región donde hace más de 2 siglos no ha gobernado un rey, un movimiento propone instaurar una monarquía constitucional y parlamentaria, que garantice la separación de poderes y ejerza como «árbitro» de la gestión del Gobierno.

Pablo Kulcar

En un tiempo donde la idea es devaluar al congreso, y más aún, devaluar la posibilidad de tener pensamiento critica al discurso imperante, nos preguntamos hasta dónde podríamos llegar? Un poder ejecutivo que ejerce poderes legislativos y judiciales es una dictadura, que hoy en dia solo se encuentra, en aquellos países teocráticos donde las leyes son las que marcan su religión y no un debate sobre las causas y consecuencias de los hechos a reglamentar. Estamos lejos de tener ideas monárquicas, pero estas pueden ser disfrazadas como una salida a la incapacidad de algunos sectores de ejercer la tolerancia. Nadie piensa que Milei tenga ganas de ser coronado Rey de Argentina, por lo menos hasta que su hermana se lo sugiera.

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  • «El político siempre está pensando en la próxima elección y la mayor de las veces no le importa endeudar el país con tal de ganar. Entonces, el funcionario adecuado para ejercer el Estado, que es una institución de largo plazo esencial y que además de él depende la Justicia, no es un político» 
  • Mario Santiago Carosini,
  • líder del Movimiento Monárquico Argentino.

Si bien intenta dar a sus palabras el peso que no tienen, Carosini ejerce un reduccionismo tan evidente que hace difícil no ver una devaluación extrema en términos de relato a sus posturas. Fuera de contexto y de época histórica hace de este movimiento solo una parodia de reivindicación política de lo que como sistema es una monarquía. 

Después de declarar la independencia de España, nuestros líderes comenzaron a tener otras preocupaciones como la de resolver qué forma de gobierno deberían adoptar. Entre las ideas existió en más de una oportunidad la de constituir una monarquía. Así las provincias tuvieron varios proyectos monárquicos como los apoyados por figuras como Belgrano y el mismo San Martín. Estos intentos deben insertarse en un momento histórico donde la idea de coronar a un monarca implicaba que este sea reconocido por todas las regiones del virreinato, ya que en algunas de ellas, la revolución era vista como enemiga de sus intereses.

Se llegó a pensar en la infanta Carlota, mujer del rey de Portugal, que había escapado a Brasil con toda la corte, ante el avance napoleónico sobre su reino. Otra opción fue instalar a un descendiente de la realeza Inca y con ella conseguir el apoyo de los pueblos originarios que todavía eran la mayoría de la población. 

Rey Inca: 

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Las ideas monárquicas obedecían a las tendencias de la época y a los graves peligros que acechaban a la nueva nación, por ello, Manuel Belgrano proponía una monarquía para estas Provincias, en la que un Rey Inca sería aceptado por todas las provincias y los pueblos que las habitaban.

Belgrano tuvo oportunidad de exponer esta idea en Europa donde la revolución  Américana había sido bien vista al principio por muchos países, pero el desorden y la anarquía se habían instalado la desprestigió. Creía que un gobierno monárquico traería orden a estos lugares, lo que resultaría decisivo para un inmediato reconocimiento de nuestra independencia.

La moción de Manuel Belgrano fue apoyada en el Congreso de Tucumán, con excepción de algunas voces aisladas, como la de fray Justo Santa María de Oro, quien proponía llamar a una consulta para escuchar la opinión de todos los pueblos. Esta aventura de las ideas monárquicas concluiría pocos años después, cuando las provincias bajo la influencia de los caudillos federales rechazaron enfáticamente un sistema que inevitablemente intentaría despojarlos del poder.

Joaquina carlota de Borbón:

En 1808 Juan VI rey de Portugal dispuso la huida rumbo a Brasil de la familia real; escapaban así de la invasión del ejército de Napoleón Bonaparte. Arribados a Río de Janeiro instalaron allí la corte. Allí mismo comenzaron las intrigas de su esposa, la hija de Carlos IV, Carlota Joaquina, quien entre 1808 y 1812 pretendió reemplazar a su hermano Fernando VII como regente de España, en tanto durara la prisión de este y la usurpación del trono español.

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Carlota alegaba ser la única integrante de la familia de Carlos IV que no fue apresada por los franceses. Su cercanía al virreinato provocó la creación de un partido Carlotista de Buenos Aires, el cual pretendía valerse de esta para conseguir la independencia del territorio del Río de la Plata.

En efecto Carlota Joaquina aspiraba a un trono para sí misma en las viejas colonias;  y acariciaba la ambiciosa idea de escapar a las limitaciones que le imponía su esposo portugués

República 

Según la Constitución, sancionada en 1853 y varias veces reformada, Argentina es una república federal en la que una misma persona ostenta las jefaturas de Estado y de Gobierno.

Y ese es para Carosini, contador público nacional de profesión, el «error organizativo básico» republicano: «Ahí nacen todos los problemas, el problema de la corrupción institucional. Nadie se controla a sí mismo y se institucionaliza el descontrol”.

«El rey no tiene que tener poder para hacer cualquier cosa, tiene que ser un poder como tiene el rey de España o la reina de Inglaterra con sus matices, como  en todos los esquemas constitucionales parlamentarios: el poder de defender a sus ciudadanos de las falsas promesas de sus políticos», agrega, haciendo de la política sólo un hecho de voluntad justiciera casi infantil.

CASI 35 AÑOS DE HISTORIA

El origen del Movimiento Monárquico Argentino, que cuenta hoy con delegaciones regionales, se remonta a 1987, cuando Luis José, padre de Mario y fallecido en 2014, protagonizó un debate cara a cara con un republicano en un colegio bonaerense.

Hoy, el grupo se dedica a divulgar pacíficamente sus ideas y tiene, según su líder, «integrantes» de todos los partidos: «Hay peronistas y radicales, hay liberales e inclusive de izquierda, los menos, pero los hay», señala.

«Somos un grupo de personas que consideramos que la monarquía constitucional parlamentaria es el sistema más eficiente en el mundo. (…) El 90 % de las repúblicas son dictaduras, porque si yo junto Gobierno y Estado en una sola persona, esa es la característica de los dictadores», recalca Carosini, que pone a Dinamarca, Japón, Noruega, Suecia o Reino Unido como ejemplos de monarquías.

QUIÉN SERÍA EL REY

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¿Quién sería el rey o reina de Argentina cuya Constitución desconoce las prerrogativas de sangre y la nobleza, y donde cambiar el modelo de Estado no está en discusión ni en la alta esfera política ni en la sociedad?

Carosini propone a alguna de las hijas de Guillermo y Máxima de Holanda, al ser esta argentina de nacimiento, exceptuando a la heredera Catalina Amalia: «Tienen un conocimiento de la tradición, de la idiosincrasia… no sería una mala idea pero no es la única opción», enfatiza.

«Argentina ha sido durante tres siglos monarquía y durante dos república. Entonces la tradición nuestra es mayormente monárquica. Nuestros grandes próceres fueron monárquicos» agrega el líder del movimiento, cuya página de Facebook tiene más de 2.600 seguidores.

FUNCIONES DEL MONARCA

El desempeño del rey, propone Carosini, estaría controlado por el Parlamento, cuyos miembros, que sí serían elegidos en las urnas, escogerían a su vez al jefe de Gobierno. Y entre las tareas del monarca como «árbitro» estaría dirigir un sistema de protección del contribuyente.

«Moderar significa evitar excesos, y si un político que promete bajar los impuestos, cuando llega los sube al 100 %, no solamente está utilizando su demagogia, mentira y psicopatía, sino que hace cosas que perjudican a todos», sentencia el también vicepresidente del Fórum Internacional Monárquico.

Convencido de que Argentina sufre una «decadencia institucional» por la «falta de estabilidad» del sistema republicano, Carosini prepara un proyecto para presentarlo al Parlamento «en un momento no muy lejano», y aunque asume la dificultad de que prospere en el corto plazo, ve a favor que «los grandes cambios» se producen durante «grandes crisis» como la actual.