Gran Hermano, Héroes por un día.

La performance:
(también denominada arte de acción)
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Es una disciplina artística creada a través de acciones realizadas por el artista u otros participantes, pudiendo ser en vivo, documentadas, espontáneas o escritas, presentada a un público dentro de un contexto determinado.Generalmente involucra cuatro elementos básicos: el tiempo, el espacio, el cuerpo o la presencia del artista en un medio, y la relación entre el creador y el público.
Las acciones, generalmente desarrolladas en galerías de arte y museos, pueden tener lugar en la calle o cualquier tipo de escenario y durante un período de tiempo indeterminado. La temática suele estar ligada a la necesidad de denuncia o crítica social y con un espíritu de transformación.
Performance de resistencia: profundiza en el trance, el dolor, la soledad, la privación de libertad, el aislamiento o el agotamiento.
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En el año 2013, Azcona realizó las primeras performances bajo el nombre Encierro en Busca de la Identidad. En el primer encierro el artista debía permanecer sesenta días, en un espacio construido en el interior de una galería de arte madrileña, con escasos recursos alimenticios y en total oscuridad. El encierro fue interrumpido a los cuarenta y dos días por motivos de salud.
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¿Es un gran hermano una performance?
Si, desde la construcción del escenario y los participantes, si lo es. La casa es un escenario rodeado de cámaras por lo que los participantes se saben observados y sus conductas están condicionados a esa mirada.
Podríamos inferir que de alguna manera son diferentes a lo que son en su día a día. La escena es la de un programa de televisión que busca estimular la curiosidad natural, de casi toda nuestra sociedad, en saber qué hace el vecino.
Y es allí donde entra a jugar la conformación de ese grupo de personas, en tanto personajes. Se eligen luego de un casting que tiene como meta encontrar perfiles que generen los conflictos que el programa necesita y pueda tolerar. Estos son: desencuentros sobre cosas a veces triviales o enojos circunstanciales por diferentes actitudes sin mayores consecuencias.Caprichos u estados de angustia existencial para con alguno de los que hubieran hecho algún comentario superfluo y evidente de alguna conducta, aunque esta fuera solo un pequeño detalle propio de la convivencia.
Los habitantes de este experimento televisivo lo sobrevaloran constantemente. Desde la misma conducción: Santiago Del Moro les recuerda que es ¡una única oportunidad en la vida! y que deben aprovecharla!!! Ellos refieren a su participación como un deseo histórico o como una deuda propia a saldar. Comienzan así la conformación de diferentes grupos, que no avanzan más allá de sencillas estrategias para molestar a los que no son de su propio bando.En resumen, se autoestimulan para no dejar pasar esta oportunidad, que millones desean, pero no tienen ni idea de que hacer para cumplir con la premisa.
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Las diferencias se asemejan a las que se muestran en cualquier grupo de trabajo.Las conversaciones reafirman las características, un tanto narcisistas de los actores voluntarios de esta trama, casi todos expresan deseos supremos por la exposición pública, sin méritos o cualidades que las sustenten. Esta imperiosa necesidad de ser observados por el otro, se constituye en la confirmación de su propia existencia. Refieren una y otra vez a cuestiones personales otorgándoles un interés dignas de ser expuestas a toda su audiencia, pero para ser honestos, están sin tareas fijas que realizar y no parecen estar muy predispuestos a debates sobre temas que avancen más allá de relatos circunstanciales.
Tienen una compulsión obsesiva al baile y al festejo. Quizás entienden que esa es la única posibilidad de generar contenido, para una producción que les exige aportes, aunque no alcancen a entender que es lo que pretenden que hagan. Hacen lo que saben, se miran, peinan, mandan saludos, se juran y perjuran que están “dando todo” e invitan a la audiencia a formar casi una logia que los veneren por su transparencia. Caminan hacia el confesionario mientras derrochan una dialéctica de saludos y enumeración de familiares y amigos, que siempre es la misma e intenta mostrarlos con ímpetu y enfocados en esa gran tarea que es “estar allí”.
La producción tiene bien claro que los allí presentes deben amar el contenido visual por lo que se les construyen desafíos, en forma de juegos televisivos y fiestas, donde ellos mismos tuneados bailan al ritmo de la música. Mujeres y Hombres más favorecidos exponen sus cualidades físicas hasta el hartazgo a la pantalla, sin la cantidad de alcohol que asegure descontrol, apenas conjugan un casamiento cuarentón o una fiesta de 15 mormona.

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En ediciones anteriores se veía como las concursantes lograban olvidarse de a poco de las cámaras, y salían a la luz pasiones genuinas: miserias, bondades, traiciones, amores odios, encuentros y desencuentros, muy parecidos a los de cualquier barrio o familia.
Sin embargo, esta edición instaló una palabra que convalida todo como un mantra divino: Es un juego, y desde allí todo es válido. La apatía o la inconducta social es sólo producto de eso que llaman estrategia. Aparecen a un costado de la pileta, en los dormitorios, de grupos aislados, pasándose chismes forzados, que creen son estrategias propias de la guerra fría. Intentan subsistir, ya que intuyen que la fama les será otorgada por obra y gracia del espíritu mediático, al que creen están apabullando de contenido.
Cada semana ellos mismos votan a uno para que sea expulsado de la casa donde no hacen otra cosa que extrañar y languidecer a cada momento. Instalan la idea del Aguante, de la lucha heroica por llegar al final. Aunque hay un premio sustancioso en dinero, muchos lo desdeñan y solo aspiran a coronarse como ganadores de “La Casa”, en otras palabras, ser ese individuo que toleró estar expuesto ante la mirada rectora de la audiencia y a la que él intentó seducir con bailes, chismes, compras en el supermercado y emociones predecibles. Es un juego que no premia ni expone nada en especial.Es solo un recorte dirigido de la sociedad, expuestos como ratoncitos de laboratorio, hasta que el rating diga basta.
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