En Brasil, la alternativa es morirse de hambre o de coronavirus
Mientras que el país está en los 1620 casos y 25 muertos, en Rio hubo 186 y 2 muertes, hasta ahora
Rio de Janeiro es uno de los destinos turísticos más buscados, no solo por argentinos sino por turistas de todo el mundo. Estos son los que trajeron, como equipaje, el virus que azota ahora mismo las populosas favelas cariocas. Su primera parada fueron los lugares turísticos, donde al tictac de miles de selfies el Covid- 19 se escapaba y comenzaba su malicioso recorrido y aunque no estaban incluidas en ningún tour, se internó en la barriadas populares, generando una amenaza a más de un millón de personas que viven hacinadas, sin infraestructura sanitaria y pocos servicios médicos.
Allí es difícil la aplicación de la cuarentena obligatoria, sus habitantes dependen del trabajo informal, ese que se realiza en la dinámica social de una ciudad que de ninguna manera para o se detiene Como en la mayoría de los caso en Latinoamérica, la epidemia se instala de la mano de una parte de la escala social que tiene los recursos para hacer turismo internacional, aunque existe en la economía brasilera, miles de pequeños empresarios que inevitablemente viajan costantemente por razones estrictamente comerciales al exterior .Pero irónicamente parece va a explotar entre los pobres ,así lo declaró Paulo Buss, director de la unidad de relaciones internacionales de Fiocruz, un prestigioso centro de investigación en salud pública.
La famosa favela, que fue escenario de la premiada película “Ciudad de Dios” de Fernando Meirelles, fue noticia el sábado pasado por la aparición del primer caso de Covid-19,y obligó a las autoridades sanitarias a imaginarse el cuadro de situación que se pude generar allí dentro, frente a la obligación de una cuarentena .Como en las miles de barriadas pobres, en todos los lugares del mundo ,estas poblaciones viven generalmente hacinadas, con hasta 10 personas por casa y con muy poca ventilación, por la cercanía en la geografía de su espacio de una casa con otra. Si la mayor parte de ellas tiene solo un cuarto, es imposible el aislamiento del infectado, y mucho menos sugerir que el resto de las habitantes permanezcan constantemente a 1ymedio del paciente, esta es una de las mayorea preocupaciónes de las autoridades médicas de la ciudad.
Pero el derrotero de inconvenientes sigue, como podrán en estos lugares que no tienen agua potable, lavarse las manos después de cada interacción con el exterior o con algún otro habitante de la misma. Las favelas al igual que lo que aquí llamamos villas, tienen lugares acotados y muy cerrados, se circula por pequeños pasillos que serpentean la rutina de sus habitantes, con poca luz diurna, donde casi no llega la luz del sol.
“Aquí están todos muy asustados, el dispensario más cercano es el mismo que atiende a personas ancianas de Copacabana y a los turistas de todo el mundo, hay una transmisión muy alta de enfermedades respiratorias, como la tuberculosis, con tasas de contagio diez veces superior a la media nacional, por lo que no debemos olvidar los casos de vulnerabilidad social”. Declaró Patricia Canto, neumóloga de la Escuela Nacional de Salud Pública.
Las escuelas y la mayoría de los comercios fueron cerradas, al igual que las playas y los principales lugares turísticos, donde muchos pobladores de barrios pobres son vendedores ambulantes, esto es un misil mortal a la economía informal y es muy posible que intenten seguir su rutina diaria rompiendo el cerco sanitario, único seguro de salud que en este momento poseen.
“La alternativa es morirse de hambre o correr el riesgo de morirse contagiándose el coroanvirus, los dispensarios carecen de material y de personal. Estos días, cerraron a las tres de la tarde, tres horas antes de lo previsto, por falta de médicos”, resume y lamenta, Joelma Sousa, de la ONG Redes da Maré,