Elvis Báez: «Volver a mirarnos y a escucharnos frente a frente»

Por Liliana Majic

Es un comunicador popular y escritor villero. Nació en La Boca, Capital Federal, un 18 de enero de 1991 pero desde muy chico vive en Villa Itatí, en la localidad de Quilmes, provincia de Buenos Aires. Con dos vecinos del barrio fundó, en 2020, un medio: Comunicación y reflexión villera. En la actualidad trabaja como periodista en la Garganta Poderosa y realiza informes audiovisuales para el multimedios Mundo Villa. Hoy vive y trabaja la cultura en Villa Itatí. Este jueves a las 18 presentará Las hojas que caen a tiempo en la biblioteca popular Mariano Moreno de Bernal, con la primera edición casi agotada y la segunda en elaboración. Pajarita Cantora es la editorial. La conversación.

¿Cómo fue trabajar este primer libro?

En realidad, es un fanzine en formato libro. Un proyecto personal materializado. Siempre me gustó la comunicación y me gusta llamarle a este trabajo periodismo poético. Soy una especie de contrabandista de las palabras. El libro es un instrumento, un pasaje entre lo espiritual, lo cultural, lo político.

¿Por qué escribir?

Me convoca la realidad, sí. Pero es más lo que siento. Lo «amornioso» entre la naturaleza, el ser político, el ser común. Soy común. Mi trinchera es mi casa, el techo de chapa, mi celu. Rescato mi historia porque soy uno más de tantos. Puedo proyectar algo para ayudar a mis vecinos. Escribir duele, sana también. El tema pasa por sistematizar las ideas que nos pasan internamente primero. Y después compartirlo. Trato de conjugar lo crudo, lo frío , lo oscuro, el mundo que vivimos de este lado. Así, hacer poesía no es fácil, no se puede encontrar belleza entre tanta mierda a veces. Pero uno está enamorado de su lugar, de ese espacio en el mundo. Son historias, historias pintadas desde mi mirada. Por eso resuena como si fuera el protagonista, pero el protagonista es mi barrio contado por mí.

¿Dijiste «amornioso»?

Me sale mucho esa palabra, «amornioso». El amor como guía. Para mí la comunicación popular consiste en volver a mirarnos y a escucharnos cara a cara, de frente.

¿Hay diferencia entre ser comunicador/escritor y ser comunicador/escritor villero?

La diferencia entre un comunicador/escritor villero de comunicador/escritor es el encuentro con lo cotidiano: las historias que se pueden contar desde lo que está cerca, generar los espacios para compartir historias, un puente de reflexión entre vecinos y cosas que pasan en el día al día en el barrio. Allí está lo poético. Un escritor villero es testigo de lo que pasa, alguien que da testimonio de lo que pasa en el lugar, no importa cómo. El escritor/ comunicador es la misma persona. Ese comunicador estudia todo el tiempo las ciencias del lenguaje. Yo intento, como comunicador,  poder hacer un análisis distinto de lo que puedo hacer como escritor. Ser escritor es un instrumento, utilizo para poder expresar algo de lo que pasa en las relaciones que pasan dentro de mi cultura villera, popular. No quiero romantizar porque la vida es muy cruda, pero en la villa también hay belleza, sueños, proyectos.

¿Por eso apareció Comunicación y reflexión villera?

Comunicación y reflexión villera nace en mayo del 2020, con la pandemia. En ese momento vinieron todos los medios grandes a Itatí a cubrir. La noticia nacional fue que Villa Azul fue la primera villa cercada por la proliferación del virus, por temor a que se expanda. Vinieron a retratar una realidad. Dos pibes, otro y yo, estábamos mirando por la tele, y de repente abrimos la puerta y estaban ahí, frente a nuestras caras. No estaban hablando de las cosas importantes que pasan en el barrio, sí mostrando y reproduciendo estereotipos. Buscaban a aquellas personas que representaban lo que ellos querían, personas ignorantes, incapaces. Vinieron como a echarnos la culpa. Todo porque se hizo un partido de fútbol en un potrero de Azul, donde había vecinos de Itatí también, mucho contacto, muy familiarizados los dos barrios. Nos querían echar la culpa. Entonces con mi amigo dijimos «veamos qué podemos contar nosotros de lo que pasaba en el barrio»: por ejemplo, no había agua, justo en el momento que más se necesitaba. Históricamente tenemos otro tipo de reclamos. Entonces hablamos sobre lo que podemos aportar desde lo cultural, lo artístico, siempre me gustó el periodismo. Y decidimos crear un medio de comunicación para contar lo que nos pasa.   

Es un vínculo con/entre los vecinos…

Los lectores son seguidores de Instagram. Empezamos con Facebook. Empezamos a sacar y publicar fotografías. Para el barrio fue algo inédito, por decirlo de alguna forma. El concepto de poesía ya estaba incluido, ya una foto hablaba de algo que se capturó en un momento, hacíamos muchas actividades culturales para el barrio y los jóvenes, y retratamos todas esas acciones y el vínculo con la comunidad. Es virtual. Actualmente no estoy. Quedaron mis compañeros. Escribo solamente para La Garganta Poderosa y produzco contenidos para Mundo Villa, un multimedio villero.

Podés buscar el libro por @pajaritacantora.libros

¿Hay diferencia entre ser periodista y ser comunicador?

No me defino solo como periodista, sí como comunicador popular. El periodismo es un instrumento, se adapta a algún tipo de lenguaje, como la poesía y la literatura. Es salir a buscar la información, el dato. A mí me gusta investigar, tengo curiosidad por buscar, por la verdad, el tratamiento que se la a la información. Trato de constatar todo, busco, indago.  Soy un buscador, soy periodista y soy comunicador. Va por ese lado.

¿Qué es para vos, la poesía?

Para mi la poesía es la mirada. La mirada crítica de una generación villera, de la cultura y de un tiempo para poder estar atento de una manera más armoniosa que la realidad que vivo. Si no, no hubiera cambiado mis armas por la palabra, la poesía, las imágenes, todo es escribir poesía para comunicar. Para mí es muy sanadora, me limpia de un montón de situaciones mentales, emocionales. Es un tratamiento poético. Me encanta decir periodismo poético porque es estar en contacto con lo que pasa en el mundo todo el tiempo, salir a la calle, recorrer espacios. Te hace ser testigo para contar algo, de una manera más preciosa.   

Solo es hoy

Hoy es hoy, mañana podrá ser nunca

Hoy podrá.

Ser mañana, pero

hoy es.

Hoy.

Mañana podrá ser.

Solo.

Un mañana.

Solo, es hoy.

Mañana

nunca muere, porque primero

nace el hoy.

Ayer marcó un presente.

Hoy es siempre.

Mañana nunca.

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