El Papa Francisco a 11 años de su elección
Mantiene una agenda reformista y con mirada internacional
Mientras prepara el Año Santo convocado para 2025 y la reunión de obispos de todo el mundo que en octubre debatirá en Roma sobre el futuro de la Iglesia, el papa Francisco cumple este miércoles 11 años como pontífice, en un contexto marcado por una serie de conflictos mundiales que certifican su diagnóstico de “tercera Guerra Mundial de a partes” y la reforma de la Curia romana con la que busca caracterizar su pontificado.
Los ejes del pontificado de Francisco
Jorge Mario Bergoglio, elegido el 13 de marzo de 2013 como el Papa número 266 de la historia tras ser arzobispo de su Buenos Aires natal durante 15 años, mostró en su primera década en el cargo avances en los principales ejes que busca convertir en bandera de su paso por el trono de Pedro.
Entre las metas del pontífice, de 87 años, están la lucha contra los abusos, la transparencia financiera del Vaticano, la apertura de la Curia más allá de Europa, la incorporación de cardenales que den cuenta de una institución global y la conversión de un catolicismo que parecía estancado tras la renuncia de su antecesor Benedicto XVI hacia una Iglesia “en salida” hacia las periferias concretas y existenciales.
Además de los decretos y disposiciones que emitió para cumplir con esos objetivos de reformas “puertas adentro”, el Papa dará en los próximos meses los toques finales a su búsqueda de renovación de la forma de ser de la Iglesia.
En octubre celebrará en Roma un sínodo de obispos con la participación de laicos, laicas y religiosos de todo el mundo, que continuarán las discusiones iniciadas el año pasado sobre el futuro de la Iglesia, en un mes de debates en los que, por primera vez las mujeres no solo tendrán voz, sino que también voto.
En segundo lugar, Francisco decidió que el Jubileo o Año Santo que se hará en 2025, y con el que espera marcar el “ethos” católico mundial para el futuro, esté dedicado a la esperanza, a la que considera “la más fuerte de las virtudes”.
Esta describe, además, su forma de encarar la realidad en un contexto de multiplicidad de conflictos a nivel global, aumentos de la temperatura planetaria cada vez con más consecuencias sobre la vida en la Tierra, una concentración de la riqueza mundial de proporciones inéditas y nuevos interrogantes en el horizonte, como la inteligencia artificial y la introducción a gran escala de la robótica en reemplazo del trabajo humano.
Una figura central a nivel mundial
En el plano internacional, la figura del Papa mantiene una centralidad a nivel global que se apoya tanto en su mirada alejada de las posiciones dominantes como en un importante apoyo de la opinión pública, según revelan las encuestas.
De todos modos, sus posiciones lo han puesto en el punto de mira de los sectores conservadores de los países centrales, donde en muchos casos se han registrado campañas de odio en su contra, en muchos casos motorizadas por aquellos que se sienten amenazados por sus discursos (fabricantes de armas, fondos de la timba financiera global y empresas vinculadas a combustibles fósiles, entre ellos), como por los que añoran las políticas más cerradas de sus antecesores.
En su duodécimo año como Papa, en el que además de continuar con los cambios puertas adentro de la Curia (que tuvieron el año pasado un punto alto con la sanción de una nueva Constitución para legislar la misión y organización de la Iglesia), Francisco buscará hacer su primer viaje como pontífice a Oceanía, si se concreta una gira por Papúa Nueva Guinea y tres países del sur de Asia prevista para agosto.
Del resultado de esa gira -en caso de que se concrete- y de otros factores relacionados a la salud papal dependerá entonces que se haga o no la posible visita de Francisco a Argentina, el que sería, según conceptualizan en el Vaticano, “el primer viaje del Papa a su país y no el regreso de Bergoglio”.