Cine por Bahía Blanca

CINE POR BAHÍA BLANCA FUNCIONES SOLIDARIAS JUEVES 27 DE MARZO EN COMPLEJO ATLAS FLORES (Rivera Indarte 44 CABA) ![]() FUNDACIÓN SÍ organizan la acción solidaria: CINE POR BAHÍA BLANCA. La misma se realizará el jueves 27 de marzo únicamente en el complejo Atlas Flores y consiste en llevar 2 alimentos no perecederos y canjearlos por una entrada al cine para cualquiera de las películas en cartelera (sólo por ese día).Todas las donaciones recaudadas serán llevadas a Bahía Blanca a través de Fundación Sí.Para poder ingresar a la sala, cada persona deberá donar 2 alimentos no perecederos (leche en polvo, enlatados, fideos, arroz, etc.).Las compras realizadas por la web para (para el 27/3 en Atlas Flores) tienen costo, solo participan de la acción de manera presencial.La capacidad a cada función está sujeta a la disponibilidad que haya en el momento del ingreso. ¡Los y las esperamos! |
La crisis climática, la deforestación, el avance del agronegocio, el extractivismo urbano y la falta de obras son algunas de las causas de lo sucedido en Bahía Blanca. No se trata, solo, de lluvias extraordinarias. Los fenómenos climáticos extremos serán cada vez más frecuentes. Negar y no actuar ante el calentamiento global, como lo hace el presidente Javier Milei, se cobra vidas y pérdidas millonario
Las graves inundaciones que azotaron a muchas localidades de la provincia de Buenos Aires y el resto del país, con personas fallecidas y grandes pérdidas materiales en Bahía Blanca, dejan al descubierto la miopía socioambiental de la política y advierten que las ciudades argentinas no están preparadas para adaptarse al cambio climático.
No culpes a la lluvia
Lo que sucede en Argentina cada vez que se produce una catástrofe socioambiental, derivada de una precipitación intensa o de una fuerte tormenta, es que se responsabiliza a la lluvia extraordinaria local o al cambio climático global.

Si bien esto no deja de ser cierto, puesto que los diluvios bíblicos en poco lapso de tiempo son una cualidad del calentamiento global (por más que muchos se esmeren en desmentirlo), ambas cuestiones resultan ser la mejor excusa para no gestionar ni invertir presupuesto público en obras de infraestructura que permitan paliar estas situaciones que generan zozobra.
Niega, niega y niega, que algo quedará
La mayoría de las obras de infraestructura de alivio hídrico de la provincia de Buenos Aires datan de fines del siglo XIX o primera mitad del XX, cuando el país y el mundo eran otros. Lo que se hizo a partir de los años setenta, con el advenimiento del neoliberalismo y el consecuente ajuste estructural, fueron diferentes ampliaciones o rectificaciones de obras ya existentes, con la excepción de la reactivación del Plan Maestro del Río Salado, que gozó de una ingeniería importante.
Si hacemos un análisis comparativo entre lo que se hizo y el recrudecimiento del cambio climático a nivel global en las últimas décadas del siglo XX y lo que llevamos transitado del XXI, sumado al desmonte desaforado en nuestro país y el avance de la agricultura transgénica en los campos bonaerenses; podremos arribar a conclusiones que nos permiten explicar los problemas que vivimos hoy.
Si el cambio climático avanza y no adaptamos nuestros territorios a los fenómenos que surgen como consecuencia, si desmontamos bosques o eliminamos vegetación absorbente de lluvias y permitimos el avance del monocultivo que lava suelos, si no realizamos obras de infraestructura para mitigar los eventos cada vez menos extraordinarios; el resultado es obvio, a la vez que evidente. Las explicaciones ambientales y los padecimientos sociales no se explican con mera matemática, pero dos más dos son cuatro.
Evidentemente, el negacionismo climático no es gratuito, sino que deja a su paso potenciales polvorines ambientales que no tendrán presupuesto ni respuesta política alguna para mantener a salvo a la población, cada vez más desprotegida en términos sociales, económicos y ambientales.
