Argentina y la final contra México
Eran las 15:30 y la proveduría de calle el avellano en Cariló hervía de turistas y pocos residentes abasteciendose de víveres para “picar” antes y durante el encuentro más crucial en la carrera de “La Scaloneta” camino a la tan preciada copa del mundo, es que en este choque, el plantel se juega frente a los norteamericanos la continuidad en el campeonato.
Bastaron 10 minutos del reloj para que las polvorientas calles del balneario por excelencia del partido de la costa quedarán desiertas, en sus orillas se exhibían los vehículos de alta gama uno al lado del otro como sementales atados esperando a sus jinetes, a lo lejos se escuchaban los gritos intermitentes del “Santuario” de pavos reales que se alza en la esquina de la “Av. Divisadero”.
5 minutos faltan para las 16 y la figura imponente del capital de la albiceleste irrumpe en la pantalla de la transmision oficial, desatando el eco de un aplauso que recorre las arenosas calles con esperanza y ansiedad.
En el centro algunos locales derechamente lucen en sus puertas “Volvemos a las 18” escrito rápido y pegado con prisa como improvisado, lo que da a entender que no es la costumbre, otros que no tienen más remedio que estar ahí por qué no son los dueños lo escuchan en la radio, o lo ven desde la computadora o pantalla que tengan cerca.
Grupos reducidos de turistas se concentran en los pocos bares que están abiertos y acondicionados para sostener un público fuera de temporada que eligió este día para coincidir, 5 por aquí 10 por allá, no se conocen entre si pero comparten la pasión.
2 amigas posan para la foto mientras se sirven una cerveza con la pantalla de la computadora de fondo que han improvisado en un barcito de paso, a unos metros de ahí una healderia bloqueó la entrada con 3 sillas para que nadie osara a interrumpir el ritual sagrado de ver a Argentina jugarse la continuidad frente a los mexicanos. Dentro, banderas, camisetas y hasta el perro dan cuenta de que la pasión no se enfría.
Ya transcurren 10 minutos del encuentro sin mayores sobresaltos, algunos avisos de Di María arrancándose por la derecha y buscando a Messi en el centro pero no llegando a concretar la estocada.
El clima que a las 2 de la tarde se había puesto frío polar, cómo invitando a todos a prepararse y agruparse en algún lugar cálido para disfrutar el evento, a las 16:40 seguía tal cual en el parador Neruda, en la tele, Messi había avisado con un tiro libre que Argentina está viva y lo está buscando, pero el primer tiempo con sus 6 minutos agregados no fueron elegidos para la gesta.
Terminado el primer tiempo Las nubes abrieron pasó al sol, literalmente, los 24 grados que acompañaban la tarde eran quizás una señal numérica, o no, lo cierto es que la pelota en los pies del capitan solo podía terminar en la red.
Una onda expansiva de gol sacudió los pinos del lugar a su paso, y un respiro relajante afloró de lo más profundo de todos los hinchas que estaban con sus caras pintadas y banderas, de ahí en adelante fué toda alegría, las olas del mar parecían acompañar los canticos y un último balón ingresaba a la red al tiempo que la bruma dejaba por completo el pueblito costero.
Terminado el encuentro la normalidad volvió, el ajetreo de las pequeñas calles, los niños corriendo entre los bosques, la playa retomando a sus bañistas y los grupos de amigos entonando cánticos de alegría por las esquinas, la esperanza sigue intacta, pero como dijo claramente el DT de la selección que nos acaba de entregar está alegría “Es un error pretender que se juega algo más que un partido de fútbol”.
Argentina espera ahora con un poco menos de presión a Polonia el próximo miércoles, sabiendo que aún tiene una chance de oro incluso para acceder a la siguiente ronda como puntero del grupo.