Aprobación del ministro de Salud de Brasil duplica a la del cada vez más aislado Bolsonaro

El hombre más popular del gobierno de Brasil no es hoy un general, de esos que tienen privilegios y tránsito libre en el Palacio del Planalto; ni un banquero influyente en Economía, sino el ministro de Salud, Luiz Mandetta, un traumatólogo conservador del “lejano” Mato Grosso do Sul que duplica en aprobación al presidente Jair Bolsonaro, quien ya declaró que le gustaría echarlo.

Horas después de que Bolsonaro dijera que Mandetta necesita alinaerse a su pensamiento frente al coronavirus, una encuesta de Datafolha reveló que el ministro de Salud tiene el 76 por ciento de imagen positiva, contra el 33 por ciento del jefe del Estado.

Mandetta es un ex diputado del conservador Demócratas, un partido que forma parte del gobierno de Bolsonaro y fuerza que históricamente, con el nombre del Partido del Frente Liberal, fue el apoyo civil a la dictadura militar y cogobernó con Fernando Henrique Cardoso (1995-2002).

El negacionismo del ex capitán del Ejército hacia el Covid-19 chocó finalmente en los últimos días con el la postura del ministro Mandetta, quien mandó a la población a obedecer a los gobernadores e intendentes que adhirieron al distanciamiento social y la cuarentena.

“El presidente Bolsonaro no quiso ser el líder de la lucha contra la pandemia en Brasil y dejó el terreno vacío. El vacío fue ocupado. Nada más lógico que en este momento la ausencia del presidente sea ocupada por el ministro de Salud”, dijo a Télam el analista político Alberto Almeida, del Instituto Brasilis.

No descarta Almeida que para 2022 haya un horizonte presidencial para Mandetta. “Logró algo muy difícil, ser conocido nacionalmente”, agregó Almeida, autor de los libros “La Cabeza del Brasileño” y “El voto del Brasileño”..

La encuesta de Datafolha indica que un ‘tapado’ como Mandetta logró convencer a la mayor parte de la población de que los cuidados son mejor que la solución que propone Bolsonaro: mantener en casa a los mayores de 60 años y mantener cerrada toda la actividad económica.

Del lado de Mandetta en los úlltimos días se pusieron los dos ministros que también superaban en popularidad al mandatario por diversos motivos: el financista Paulo Guedes, titular de Economía; y el ex juez Sérgio Moro, de Justicia, famoso por condenar y poner preso al líder opositor Luiz Inácio Lula da SIlva con la Operación Lava Jato.

La aprobación del presidente Bolsonaro según Datafolha en la encuesta hecha entre el 1 y el 3 de abril, cayó del 35% hace un mes al actual 33 por ciento: el presidente mantiene, así, una porción de su electorado más fiel, a prueba de todo y a favor de eliminar las cuarentenas.

La reprobación a Bolsonaro aumentó del 33% al 39%.

El mandatario culpó hoy de esto a los periodistas, a los que llamó “cuervos”, en la puerta del Palacio de la Alvorada, donde recibe contra la indicación médica.

Anoche, con la radio oficialista Jovem Pan,el presidente había dicho que quería echar a Mandetta porque “carece de humildad”.

El partido de Mandetta también es el del presidente de Diputados, Rodrigo Maia, quien hoy dijo que Bolsonaro no tiene “coraje” de imponer su política de salud. Fue una advertencia del hombre que tiene en su cajón más de una decena de pedidos de juicio político.

Bolsonaro viene apoyándose desde febrero en los militares, los únicos privilegiados en el Palacio del Planalto: y así, con el avance de la “coronacrisis”, el gabinete se partió e incluso Mandetta recibió el apoyo de Guedes y de Moro.

Hace una semana que Bolsonaro intentó reducir la exposición de Mandetta, famoso por dar la conferencias de prensa diarias sobre el Covid19: ordenó que las ruedaconferencias se realizaran en el Palacio del Planalto y no en el Ministerio de Salud.

Las conferencias, ahora, son coordinadas por el general Walter Souza Braga Netto, el jefe de gabinete asumido en febrero,

El lunes pasado, Braga Netto cortó la conferencia cuando le preguntaron a Mandetta si estuvo bien el presidente en salir a tocar a personas cuando estaba en cuarentena por sospecha de Covid19.

Con aliados cada vez menos firmes en la política tradicional, Bolsonaro busca apoyo en las iglesias evangélicas para mantener su caudal electoral y propuso hacer un día de ayuno para rezar contra el coronavirus.

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