Rumores presagian la quiebra del banco suizo Credit Suisse.

Crecen los rumores de un colapso similar al de Lehman Brothers. Las acciones del banco europeo Credit Suisse cayeron cerca del 12%, y alcanzaron valores mínimos históricos, en contexto de un programa de reestructuración que la entidad anunciaría a fines de este mes.
En la jornada de este lunes las acciones de la entidad cayeron hasta un 12%, un mínimo histórico, “que valora a la firma en menos de US$ 10.000 millones”, de acuerdo al reporte de la agencia Bloomberg. Asimismo, el precio de las acciones del banco de inversión cayó más de 50% en el acumulado anual, de acuerdo al Financial Times. Frente a los rumores en alza, los directivos del banco se comunicaron con sus principales clientes con el objetivo de demostrar que el banco se encuentra en condiciones de garantizar liquidez.
El banco alienta al banquero a mirar hacia otro lado con una cuenta que saben que es tóxica”, dice un ejecutivo experimentado. “Si tú cierras esta cuenta tóxica, especialmente si la cuenta excede de los 20 millones, el banquero se encuentra a sí mismo en un profundo agujero. Un profundo agujero del que es casi imposible salir”.

“La debida diligencia con clientes y cuentas, digamos al nivel de un millón, es muy exhaustiva”, dijo un antiguo ejecutivo senior. “Pero cuando se trata de cuentas de alto valor neto, los jefes alientan a todos a mirar hacia otro lado y los gerentes se sienten intimidados sobre sus bonos y su seguridad laboral”.

Además, hay grandes cuentas que son mantenidas tan en secreto que solo unos pocos ejecutivos senior saben quiénes son sus propietarios.

“Cuando alguien quiere realizar un lavado de dinero después de haber saqueado bienes del país, por ejemplo, necesita transferir el dinero. Así que los titulares de grandes cuentas van directamente a los gerentes de muy alto nivel”, señaló un ejecutivo.

El sistema se basaba en la negación plausible, dijeron antiguos empleados. A los empleados se les dan normas estrictas, pero hay incentivos para ignorarlas. “Nunca es culpa del banco, es siempre ese empleado ‘manzana podrida’ el que es responsable si pasa algo malo”, indicó un antiguo trabajador.

El resultado final es una desconexión entre el banco y sus empleados. “El tipo de gente que atrae el banco son mercenarios, que lo que buscan es enriquecerse en primer lugar. Entendiendo posiblemente que no hay una relación real con el banco. Tú solo estás allí mientras ganes dinero, sin importar cómo lo ganes”, dijo un gerente.

“No tienes que preocuparte por lo que vaya a pasar dentro de 8 o 10 años porque es poco probable que estés allí. Normalmente, ese es el tiempo en que tardan esos acuerdos en estallar”.

Causa penal contra el Credit Suisse

Estas fuentes internas se hacen eco de las acusaciones que Credit Suisse enfrenta en este momento, en la primera causa penal contra un banco suizo en Suiza. Los fiscales sostienen que Credit Suisse permitió a un grupo de narcotraficantes búlgaros blanquear 146 millones de euros procedentes de la droga a través de sus cuentas.

Gerentes senior están acusados de ignorar numerosas advertencias que vinculan a estos clientes búlgaros con actividades poco recomendables. Eso incluye depositar dinero en efectivo, que se movieron en coche de Sofía a Suiza, que al menos otro banco suizo rechazaron. Incluso después de que asesinaran a dos de los criminales y que los medios los identificaran como traficante de cocaína, el banco miró hacia otro lado.

Una banquera que trató con los búlgaros testificó que Credit Suisse la instruyó cuidadosamente sobre cómo presentarse ante clientes potenciales y sobre la importancia del secreto bancario suizo, pero no sobre el cumplimiento, según informó el diario Financial Times.

Como prueba, uno de sus exámenes de cumplimiento fue presentado en la corte. Ella solo respondió correctamente una cuarta parte de las preguntas.

La acusación citaba el “incumplimiento” por parte de Credit Suisse en adoptar “medidas organizativas razonables y necesarias para evitar que se produzcan actividades de blanqueo de capitales.”

Una historia de secretos

La reputación de Suiza como garante del secreto bancario se remonta a varios siglos.

En 1713, el Consejo de Ginebra prohibió a los banqueros divulgar detalles de sus clientes para salvaguardar los intereses de la monarquía francesa, que quería mantener ocultos sus negocios con bancos en un país protestante ‘herético’.

El estatus internacional de neutralidad de Suiza, reconocido en el siglo 19, ayudó a traer grandes cantidades de capital desde el extranjero, al igual que un sector turístico en expansión que intentaba atraer a los más ricos de Europa para largas estadías en palacios junto a lagos o en sanatorios alpinos.

Suiza se convirtió en un paraíso fiscal y empezó a competir con Francia y otros estados pesos pesados bancarios europeos para atraer capital extranjero. Fuera por las montañas o por las leyes, aquello funcionó. Extranjeros adinerados comenzaron a llegar en masa con su dinero.

Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, los millonarios europeos voltearon sus miradas hacia Suiza para protegerse de la inestabilidad económica y de los aumentos de impuestos por el esfuerzo bélico. En la Segunda Guerra Mundial se repitió el patrón y, mientras que la mayor parte de Europa quedó en ruinas, la neutral Suiza salió indemne y con depósitos de todas partes.

En 1934, Suiza reforzó su secretismo con la Ley Bancaria, que castigaba con cárcel a cualquier empleado bancario que revelara información confidencial de un cliente.

Cambios de época:

Recientemente, Suiza ha realizado cambios en la regulación de su sector bancario.Después de la crisis financiera del 2008, el país levantó el velo sobre miles de cuentas después de que un empleado de UBS le diera información a fiscales estadounidenses sobre la manera como el banco ayudaba a estadounidenses a esconder sus activos. Pero el acuerdo también garantizó que Estados Unidos desestimara los cargos por permitir la evasión fiscal y aumentaron la condena máxima por violar las leyes de secreto bancario de solo seis meses a tres años.

Expertos dicen que esa ley esencialmente criminaliza a los denunciantes de irregularidades, silenciando fuentes internas e incluso periodistas que quieran exponer irregularidades en un banco suizo.

El artículo 47 de la Ley Bancaria suiza pone a los periodistas del país en riesgo de ser procesados por la simple posesión, sin hablar de la publicación, de datos bancarios privados. Por esta razón, Tamedia, un grupo de medios suizo declinó colaborar en la investigación de Suisse Secrets.

“Esta ley es una restricción masiva de la libertad de prensa en Suiza”, dijo Arthur Rutishause, de Tamedia. “Sólo sirve para censurar e intimidar a los medios de comunicación.

La ley puede proteger a los delincuentes y sus bienes. Los periodistas que intentan desenmascararlos se arriesgan a un proceso penal”.“Parece una ley de los años 1800”, dijo Jeffrey Neiman, un abogado estadounidense que representa a denunciantes de Credit Suisse. “Esa ley demoniza a aquellos que presentan buena información para exponer la corrupción”, añadió.

Comprando el secretismo

Sí Credit Suisse vendía secretismo, tenía muchos compradores.Los documentos filtrados analizados por los periodistas muestran cuentas vinculadas a varios presuntos autores de violaciones de derechos humanos, como el antiguo ministro de defensa argelino Khaled Nezzar,con dos cuentas que acumularon activos de por lo menos 2 millones de francos suizos (1,6 millones de dólares). Estuvo activa hasta 2013, dos años después de que una investigación sobre su implicación en crímenes de guerra fuera abierta en Suiza.

Como jefe de las fuerzas armadas, Nezzar era considerado el líder de facto de Argelia de 1991 a 1993, cuando estalló una guerra civil marcada por las atrocidades contra civiles.

Los dos hijos de uno de los hombres fuertes de Azerbaiyán, que gobierna con mano de hierro una región aislada del país, también tenían cuentas en Credit Suisse. Mientras que el régimen de su padre imponía sus brutales caprichos a la población de Nakhchivan -en un momento incluso prohibió hornear pan en casa o colgar la ropa en los balcones -, Rza y Seymur Talibov usaron sus cuentas en Suiza para ingresar millones de dólares de empresas de papel asociadas a sistemas de blanqueo de dinero.

Credit Suisse también ofreció servicios bancarios a figuras involucradas en escándalos de corrupción en algunos de los países más pobres del mundo. En Angola, un banquero caído en desgracia, investigado en Portugal tras la quiebra del banco que dirigía con 5.700 millones de dólares de deuda imposible de rastrear, tenía varias cuentas de Credit Suisse, algunas de las cuales están siendo examinadas por fiscales de Portugal.

En los datos filtrados también aparecen varios nombres de Asia Central. Aunque sólo constituyen una pequeña fracción de los clientes identificados por los periodistas, por sus cuentas pasaron miles de millones de francos suizos. Estas personas representan a gran parte de la élite centroasiática, incluidos oligarcas que se enriquecieron con la extracción de recursos naturales, ministros y otros altos funcionarios, algunos de los cuales han sido condenados por corrupción masiva. Incluso los hijos de dos ex presidentes, Nursultan Nazarbayev, de Kazajstán, e Islam Karimov, de Uzbekistán, controlaban cuentas de Credit Suisse, mientras ambos seguían en el poder.

Escándalo tras escándalo

Credit Suisse se ha comprometido repetidamente a luchar contra los fondos ilícitos, después de una serie de escándalos que estallaron hace dos décadas tras la muerte del dictador nigeriano, Sani Abacha. Tras el fallecimiento de Abacha en 1998 se conoció que Credit Suisse ayudó a parte de los miles de millones de dólares que su familia saqueó del país.

En un esfuerzo por aplacar esa revelación,ese mismo año, Credit Suisse se convirtió en miembro fundador del Grupo Wolfsberg, una asociación bancaria internacional creada para frenar los flujos financieros ilícitos.

“El banco se esforzará por aceptar sólo a aquellos clientes cuya fuente de riqueza y fondos pueda establecerse razonablemente como legítima”, rezaba una declaración de la misión del Grupo Wolfsberg en 2000.

Sin embargo, las promesas de limpieza de Credit Suisse no evitaron que la entidad terminará vinculada a otros casos delictivos. “Al banco le gusta decir que son sólo banqueros deshonestos”, afirmó Jeffrey Neiman, el abogado estadounidense. “Pero, ¿cuántos banqueros deshonestos hay que tener para empezar a tener un banco deshonesto?”.

Neiman no representa a la fuente de la filtración de Suisse Secrets. Pero uno de sus clientes es un denunciante que en febrero de 2021 declaró en un tribunal de Estados Unidos que Credit Suisse seguía ayudando a estadounidenses a ocultar ilegalmente cientos de millones de dólares en paraísos fiscales. De ser cierto, esto supondría una violación a un compromiso que el banco tomó en 2014, cuando llegó a un acuerdo con la justicia de Estados Unidos.

El Departamento de Justicia y la poderosa Comisión de Finanzas del Senado de los EE.UU, investigan actualmente si Credit Suisse siguió facilitando la evasión fiscal después de llegar al acuerdo y pagar una multa récord de 1.300 millones de dólares en 2014.

El presidente del banco en aquel momento, Urs Rohner, admitió errores en su manejo del escándalo de evasión de impuestos, pero le dijo a un canal de televisión suizo que él mismo tenía “las manos limpias”.”.

Expertos dicen que las multas no son suficientes. Los bancos grandes y pudientes no van a cambiar hasta que no se enfrenten a regulaciones más estrictas, como suspender sus licencias o acusar a gerentes de manera individual.

Frank Vogl, antiguo responsable en el Banco Mundial y ahora es un activista contra la cleptocracia, dijo que los banqueros parecen tratar las multas, incluso muy abultadas, simplemente como “el costo de hacer negocios”. Dijo que las autoridades judiciales estadounidenses y europeas han lanzado en los últimos años un “asombroso” número de casos contra Suiza y bancos suizos, “pero ningún director ejecutivo de estos bancos ha sido acusado personalmente, o incluso perdió su trabajo por esos crímenes”. “

Los CEO tienen que ir a la cárcel para que esto tenga efecto”, dijo Henry, del Tax Justice Network, señalando que la multa de 1.300 millones de dólares era incluso deducible de impuestos.

Aunque los críticos acusan a Credit Suisse de negligencia, atribuyen gran parte de la culpa al gobierno suizo, responsable de un entorno normativo laxo y de leyes que castigan a quienes denuncian la corrupción.

Esta investigación periodística fue realizada por Interferencia de Radioemisoras UCR y Trece Costa Rica Noticias en el marco del proyecto SuisseSecrets liderado por la Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP) y en el que participaron 46 medios.

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