Preocupacion por la aparición de ballenas muertas en Argentina

Juvenile Sei whale, an endangered species, discovered on Argentine shoreline

Buenos Aires, Argentina - July 9, 2025: On Wednesday morning, July 9, a dead whale washed ashore on the Río de la Plata coast in Buenos Aires. The specimen is identified as a Sei whale, also known as the Northern Rock Whale, an endemic and endangered species. According to Miguel Iñiguez of the Cethus Foundation, the whale measures between 7 and 8 meters in length, indicating it is a young animal. The discovery has raised concern among environmentalists and marine experts, who stress the need to monitor such strandings to better understand the conservation status of marine species.

El estuario del Río de la Plata, frontera natural entre la cuenca oceánica y el interior fluvial de Sudamérica, ha sido escenario este mes de un fenómeno insólito que ha encendido las alarmas de biólogos marinos y conservacionistas: la aparición de al menos tres grandes cetáceos muertos en sus aguas dulces. Aunque los varamientos de ballenas no son inéditos en las costas argentinas, es la primera vez en décadas que ejemplares de gran tamaño quedan atrapados en un ambiente estuarial, a decenas de kilómetros de la costa atlántica.

El primer hallazgo se registró el 9 de julio, cuando los equipos de la Prefectura Naval divisaron un cuerpo de aproximadamente seis metros semisumergido frente a la costa de Vicente López, en el norte del Gran Buenos Aires. El animal, identificado como un juvenil de ballena sei (Balaenoptera borealis) de entre 2 y 3 años, presentaba un avanzado estado de descomposición. Personal de la Fundación Cethus, organización dedicada al estudio de mamíferos marinos, se hizo cargo de las muestras biológicas y coordinó el remolque del cadáver hacia aguas más profundas, con el fin de preservar su integridad hasta el análisis exhaustivo de las causas de muerte.

Buenos Aires, Argentina – July 9, 2025: On Wednesday morning, July 9, a dead whale washed ashore on the Río de la Plata coast in Buenos Aires. The specimen is identified as a Sei whale, also known as the Northern Rock Whale, an endemic and endangered species. According to Miguel Iñiguez of the Cethus Foundation, the whale measures between 7 and 8 meters in length, indicating it is a young animal. The discovery has raised concern among environmentalists and marine experts, who stress the need to monitor such strandings to better understand the conservation status of marine species. File Photo: By UNAR AGENCY.

Apenas unos días después, alrededor del 15 de julio, otro ejemplar juvenil de sei, similar en tamaño al primero, quedó varado en un banco de arena cercano a la Costanera Norte porteña, muy próximo al Parque de la Memoria. Testigos alertaron a la Prefectura que, tras confirmar el estado crítico del animal, impulsó su extracción y traslado. Los investigadores de Cethus describieron lesiones compatibles con golpes y signos de estrés agudo, aunque descartaron a simple vista heridas letales. Ambos hallazgos encendieron las primeras hipótesis sobre posibles rutas migratorias desviadas y los riesgos del tránsito de embarcaciones en zonas de poco calado.

El caso más reciente y de mayor envergadura se registró a fines de julio en la costanera de Zárate, donde pescadores aficionados dieron con los restos de una ballena jorobada adulta de más de 12 metros de largo. El ejemplar, posiblemente sexagenario dada su envergadura, llegó con un fuerte golpe en el flanco derecho y notables hematomas en la cabeza. Los especialistas sospechan que una colisión con un buque de gran porte en alta mar pudo ser la causa de su muerte, aunque deberán confirmarlo los estudios de necropsia realizados por el Museo Argentino de Ciencias Naturales.

Expertos consultados coinciden en que el ingreso de cetáceos a ambientes de agua dulce obedece a múltiples factores sinérgicos. Las corrientes oceánicas, combinadas con fuertes tormentas y marejadas inusuales, pueden desorientar a los animales durante sus migraciones. Si a ello se suman ejemplares jóvenes, menos experimentados en la navegación de largas distancias, la probabilidad de internarse en ríos se dispara. Una vez en aguas con menor salinidad, su fisiología sufre: la osmosis provoca hinchazón de sus tejidos y la piel, diseñada para un medio marino, se vuelve más vulnerable a infecciones. El riesgo de quedarse atrapados en bancos de arena o estuarios someros aumenta, y la flotabilidad y la capacidad de respirar correctamente se ven afectadas.

Organizaciones ambientales, como Greenpeace Argentina, advirtieron que estos episodios no deben ser vistos como hechos aislados, sino como síntomas de un desequilibrio mayor en los ecosistemas marinos y fluviales. La contaminación por plásticos y sustancias tóxicas, la pesca indiscriminada de especies base de la cadena trófica y el tráfico marítimo intensivo bajo las alas de la industria del petróleo y gas están reduciendo los hábitats seguros para estas especies migratorias. “Las ballenas actúan como barómetros de la salud del océano; su muerte en un estuario es una llamada de atención urgente”, declaró un portavoz de la ONG.

Las necropsias detalladas emprendidas por Cethus y el Museo de Ciencias Naturales intentarán desentrañar si existe un patrón común en los tres casos o si cada muerte responde a causas distintas. El objetivo es determinar la presencia de contaminantes en sus tejidos, examinar posibles traumatismos internos y descartar o corroborar la hipótesis de las colisiones navales. Hasta que se completen estos estudios, las autoridades ambientales coordinan guardias costeras reforzadas y alertan a las embarcaciones de recreo y comerciales para extremar precauciones en la navegación dentro del estuario.

Mientras tanto, científicos y voluntarios preparan campañas de sensibilización para informar a la población ribereña sobre cómo actuar ante el hallazgo de cetáceos varados —sin acercarse a ellos y notificando de inmediato a los organismos competentes— y para promover políticas de protección más estrictas en rutas marítimas, parques nacionales y reservas costeras. El pasado mes de junio, Argentina ratificó un acuerdo internacional para la conservación de misticetos, pero la reciente seguidilla de varamientos revela que el desafío aún está lejos de cumplirse.

La aparición de estos gigantes marinos en un escenario tan contrario a su hábitat habitual obliga a repensar las prácticas de conservación y a reforzar la cooperación regional entre Uruguay, Brasil y Argentina. De no detenerse las presiones sobre el ambiente, los varamientos pueden multiplicarse, dejando un saldo irreversible para las poblaciones de ballenas que surcan el Atlántico Sur y sus ríos afluentes. El Río de la Plata, mezcla de colas y escamas, reclama ahora atención y acciones concretas para recuperar su equilibrio y preservar la vida que aún late en sus profundidades.

Con información de UNAR AGENCY.