Poesía Sonora. (De canciones y poetas)
Miguel Hernández Gilabert . Poeta y dramaturgo español, nacía el 30 de octubre de 1910 en la localidad de Orihuela, España .
La poesía como un adagio, resuena entre el fuego y detona en los ecos de los campos de batalla. Miguel Hernández más que un hombre, es un verso que arremete, ilumina y conspira contra una realidad difícil aceptar. De familia humilde, debe abandonar muy pronto la escuela y ponerse a trabajar; así desarrolla su capacidad y respeto para con el trabajador, sobre todo hacia ese campesino que lo rodeo desde su infancia. Su inteligencia lo motiva a la lectura y se convierte en un ávido lector, Desarrolla un talento literario que le abre las puertas de aquellos soñados y admirados enclaves intelectuales, donde la lectura poética era una expiación de derrotas personales y colectivas. Así, logra formar parte de la tertulia literaria en Orihuela.
A partir de 1930 comienza a publicar sus poesías en revistas como El Pueblo de Orihuela o El Día de Alicante. En la década de 1930, viaja a Madrid y colabora en distintas publicaciones, estableciendo relación con los poetas de la época. A su vuelta a Orihuela, redacta el poema Perito en Lunas (1933) donde refleja la influencia de autores que leyó en su infancia y a los que finalmente conoce personalmente en su viaje a Madrid.
Ya establecido en Madrid, trabaja como redactor en el diccionario taurino El Cossío y en las Misiones pedagógicas de Alejandro Casona; colabora además en importantes revistas poéticas españolas. Escribe en estos años los poemas El silbo vulnerado (1934), Imagen de tu huella (1934), y el más conocido: El Rayo que no cesa (1936).
Toma parte muy activa en la Guerra Civil española, hecho que lo marca. Lugar desde donde se anima a respirar el poco oxigeno esperanzador que flotaba todavía en el aire, y lo exhala en versos que con un delicado filo, surcan heridas y describen el hambre y la pobreza de aquellos que luchan en las trincheras. Al fin de la guerra intenta salir del país, pero es detenido en la frontera con Portugal. Condenado a pena de muerte, esta se le conmuta por una condena a treinta años, la que no alcanza a cumplir, ya que la tuberculosis lo alcanza y se lo lleva, en la prisión de Alicante, el 28 de Marzo de 1942
Durante la guerra compone Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1938) con un estilo que se conoció como “poesía de guerra”. En la cárcel acabó Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941). En su obra se encuentran influencias de Garcilaso, Góngora, Quevedo y San Juan de la Cruz.

Joan Manuel Serrat: el cantautor catalán, musicalizó la prosa de Hernández por primera vez en el año 1072.El disco acompaña el relato melancólico y dolido del poeta, con armonías que generan el clima exacto, casi que nos toman de las narices y nos retrotraen a un tiempo en que este soldado escribía, mientras luchaba y luchaba también, cuando escribía.
“Miguel Hernández” fue un disco por primera vez en 1972 y revivió su arte con una nueva edición de conformación doble, en el año 2011

Joan Manuel Serrat afirmó que la poesía de Miguel Hernández, hecha música, fue un arma contra la dictadura
“Los dictadores tienen todo y leen poco, y la poesía de Hernández en la voz de un cantautor como yo les provocaba, no estaban cómodos y sin duda que la música que le coloqué a esos versos se convirtió en un arma contra la dictadura”. Su primera incursión con los poemas de Hernández salió a la luz en 1972
El cantautor recordó que fue a los 18 años cuando “cayó” en sus manos el primer poema de Miguel Hernández, “una poesía ética fantástica y cercana a la que se podía acceder sin grandes esfuerzos, la poesía de un hombre dolido que nació en la pena y murió en la enfermedad y el abandono”.
Soldado de la palabra y el fuego
Miguel Hernández fue sentenciado a pena de muerte, pero esta fue conmutada por una pena de 30 años de prisión. Allí su memoria se apropia del arrebato poético, allí comienza a destilar en cuenta gotas cada palabra, las que luego se suman a nuevos versos. Miguel Hernández dignifica la palabra y sus convicciones cabalgan en sus hojas, que pronto serán testimonios de dolor, pero de ninguna manera de derrota
Poesia de Guerra