La legionella es una bacteria que puede estar en tu casa

Desde mediados de agosto tomó notoriedad por neumonías bilaterales en personas y trabajadores de un sanatorio tucumano, incluso causando seis muertes hasta ahora y más de docena de personas en tratamiento. ¿Pero sabías que tu casa no está excluida de ser caldo de cultivo de esta bacteria? El caso Estados Unidos, la contestación al médico argentino que sentenció destruir el edificio tucumano y el ABC de cómo controlarla.

Armando Chamorro, ingeniero argentino especialista en salud ambiental, lleva más de 45 años estudiando el fenómeno en Estados Unidos, país en el que es muy común y en Argentina.

Ameno y claro en su exposición, Chamorro considera que lo fundamental ante la ‘legionella’ es el: conocimiento, concientización, difusión y decisión política para enfrentar una batería que genera afecciones de importancia en hombres y mujeres con comorbilidades tanto como en adultos mayores.

Nos dice que “…si es alta su presencia escapa su virulencia y va a infectar a más hombres que mujeres, imnunosuprimidos o con comorbilidades como a personas de la tercera edad”.

Esa una neumonía adquirida en la comunidad, puede ser tu propia casa, no de persona a persona, es el medio ambiente el foco infeccioso.

La clave en el caldo de cultivo de esta bacteria es el agua tibia. Además, han sido identificadas y distinguidas zonas de peligro y son tres: torres de enfriamiento, jacuzzis y atomizadores.

“La bacteria necesita agua tibia. En sistemas como torres de enfriamientos- mal llamados aires acondicionados- cuya función es evaporar agua, hay un cambio de temperatura”, señaló. Entonces: si a la torre calor que hace el aire funcione mejor no se limpia y muestrea es imposible detectar la bacteria.

Asimismo, explica que las tareas correctivas disponen de un orden, son 5 niveles: “cuando llega al nivel 2, hay que hacerle seguimiento, para ver si la torre amplifica la bacteria o se se mantiene en control. Si está en control poner más cloro, promuro y un coctel de otros compuestos que hacen que el agua de la torre funcione. Mientras que cuando llega a nivel 4 se prenden las alarmas y en nivel cinco ya tenemos brote”.

“La legionella se puede controlar y la mejor forma de mantenerla en baja es controlar las torres, la calidad del agua que circula por la torre porque es importante de determinar si la bacteria va a crecer”, subraya y especifica: “es un trabajo casi diario porque la bacteria tiene sus organismos de protección y se acoraza en otros organismos como seudonamas y cuando se los destruye se destruye a la bacteria”.

El especialista es determinante en cuanto a lo expuesto: “Cuando hay otros organismos o microorganismos dando vueltas hay legionella”.

Chamorro nos da un ejemplo cotidiano para cualquier persona: bañarse. “El agua caliente: amplifica la bacteria, especialmente cuando esta tibia en las duchas”, alerta.

La única ruta del ingreso de la bacteria es por inhalar las gotitas de agua que contienen la bacteria. En las duchas, si no hay buena circulación de agua continua y temperaturas debajo de 54 grados fomentamos el crecimiento de la ‘Legionella’.

En ese sentido recomendó: limpiar, al menos cada seis meses, las flores de la ducha porque “detrás de esos agujeritos hay un ‘biofilm’ es donde colonizan las bacterias”.

Lo mismo ocurre con otro artefacto presente en muchas construcciones: los termotanques. “Hay que purgarlos”, aconseja Chamorro, a la vez que explica el procedimiento: “tiene una llavecita, debajo, se abre y ponemos una manguera para descarga todo el reservorio de agua del fondo, es ahí donde vive y se precipita el material”.

El investigador insiste en la temperatura del agua. Sostiene que debe mantenerse por encima de los 54 grados, hasta los 60. “Cuanto más nos alejamos de 37 grados, que es la temperatura del cuerpo, menos posibilidades tenemos de contraer la bacteria”.

Cuando detalla las ‘zonas de peligro, descarta los tanques de agua fría y las piletas, que aunque climatizadas, tienen tratamiento con cloro. Lo que no descarta son los yacuzzis.

Los hidromasajes, donde sea que se encuentre son un placer. Sin embargo, si su tratamiento no es el adecuado la legionella puede hacer mella.

“La cantidad de agua es alto en un yacuzzi, del motor sale el vapor y la turbina hace que se evapore esa agua. Si hay no tratamientos adecuados hay posibilidades”, especifica asegurando que conoce brotes productos de hidros.

Caso Estados Unidos

Según, Chamorro, en el país norteamericano se cuantifica, anualmente, la afección en 25 mil personas por año. Reconoce también una subestimación de 100 mil casos anuales de legionarios.

Y es que la Legionella no solo provoca neumonías bilaterales una afección llamada ‘fiebre de Pontiac’, pasa como una gripe y es una reacción del organismo a la bacteria que puede estar viable o no viable.

Los geriátricos y las escuelas requieren en EEUU un programa de manejo de agua, mantenimientos de análisis de la bacteria. Es más, en Illinois, Chicago, New York, Michigan y California está reglamentado por legislación.

Además, sostuvo que en Europa, en países como España y Francia, la ‘Legionella’ está presente.

“El enfermo es el edificio. ¿Cuál es la solución para esto? La única solución es la topadora”

Esa afirmación corresponde al médico argentino, Claudio Zinc con respecto a lo ocurrido en la provincia de Tucumán.

Consultado ante esto, Chamorro fue determinante: “Soy especialista en salud ambiental y no puedo curar enfermos. Entonces, yo vivo de remediar instalaciones y construcciones que se han contaminado y hoy funcionan, está erradicada o perfectamente aceptables” y  con una autointerrupción añadió “Es un desconocimiento absoluto condenar un edificio por un tema ambiental”.

“Zapatero a su zapato”, liquidó.

El ABC de control de Legionella es todo un desafío

No solo requiere compromiso gubernamental sino concientización profesional y social. “El desafío de la ‘legionella’ en Argentina: proyectar edificios sanos y  están involucrados todos los actores sociales, la voluntad y decisión política”.

“Lo que se necesita para poder controlar esta situación, aquí o en cualquier parte del mundo, es una concientización de los que diseñan, proyectan y controlan edificios”, destaca Chamorro.

Insiste en que los proyectos deben ser encarados desde la mentalidad de edificios sanos, de hongos o cualquier otro contaminante. “Aún se siguen utilizando pinturas con plomo o asbesto en cañerías”, detalla.

 “Lo que yo veo día tras día como ingeniero y especialista en salud ambiental es que los edificios no proveen las condiciones habitabilidad adecuada”, impone con su voz calma y una cadencia didáctica admirable. 

Las fallas están y hay que remediar ciertas cuestiones que hacen a la salud ambiental de toda la población.

“Veo la ausencia de obligación por parte de propietarios de edificios de efectuar evaluación de riesgos (salvo NY que lo requiere desde hace unos años); un desconocimiento generalizado por parte de proyectistas, incluyendo arquitecturas e ingenieros de cómo planear edificios e instalaciones para prevenir y transferir los conocimientos a los gerenciadores de edificios y personal y también, la ausencia de diferenciación en diagnóstico de neumonías comunitarias en la que no se busca el organismo clínicamente y por ende ambientalmente”, concluyó el experto que este miércoles llega a la Argentina para dar continuidad a ciertos estudios pactados.

 

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