Por: María Paola Sierra, Periodista.
Según la OMS. La pedofilia, es una patología mental, expresada como una atracción sexual por parte de una persona adulta hacia niños de su mismo o de distinto sexo.
Los pedófilos, manifiestan no presentar patologías y pretenden ganar aceptación en la sociedad, así como también, piden a la comunidad LGBT reconocerlos y adherirlos como parte de ellos y tener los mismos derechos.

En su intento, se están organizando y se han auto-denominado grupos MAP, “Attracted menors person” por sus siglas en inglés (persona atraída por menores), así mismo, han creado su propia bandera y de esta forma, participar de los derechos y eventos del orgullo gay.
Los MAP, afirman ser personas incomprendidas y que no deberían ser marginados, señalados o juzgados socialmente, aduciendo que su lucha va más allá de de ser ‘aceptados’ socialmente, ellos exigen a la OMS ser excluidos de la lista de parafilia, para así, no ser catalogados como personas con patologías mentales y adquirir derechos que los protejan y garanticen su seguridad.
Expresan que el acto de tener relaciones sexuales con un menor, compartir material sexual explícito y videos con contenido sexual con menores, sea comprendido desde el punto de vista racional, dentro del cual, no existe el abuso hacia el menor, sino, una relación en la que ambas partes (adulto/menor) están de acuerdo en llevar a cabo.
En Argentina, Jorge Corsi uno de los principales líderes del movimiento ‘boy lover’ fue encarcelado por cargos de pedofilia y corrupción de menores. Era psicólogo especializado en violencia familiar, cuyas habilidades y conocimientos metodológicos le permitieron entablar de forma eficaz relaciones con niños a través de internet, lo que reveló la multidimensionalidad de la problemática y su inmersión en las diferentes esferas sociales.
En la actualidad, el accionar de pedófilos se da bajo las dinámicas del ‘grooming’, o engaño pederasta, práctica de acoso y abuso sexual en contra de niños y jóvenes que, en la mayoría de los casos, sucede a través de las redes sociales.
A través de las plataformas digitales, los pedófilos y pederastas, han adquirido mayores herramientas para interactuar con niños, niñas y adolescentes, haciendo mayor el nivel de riesgo y vulnerabilidad. Así mismo la conformación de grupos organizados, han propagado escenarios alarmantes ante esta conducta delictiva.
Los padres, madres y cuidadores, estamos al frente de una lucha que pareciera no va a prosperar, pero subestimar estas conductas, podría terminar en una total tragedia. El acompañamiento constante, el diálogo, pero sobretodo, la información a nuestros hijos y niños, será determinante, para no terminar por ser víctimas de estos grupos.