Diego Armando Maradona:“El más humano de todos los dioses”

Maradona
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"Se convirtió en un dios sucio, el más humano de los dioses", así definió al 10 el escritor uruguayo Eduardo Galeano.

Diego Armando Maradona falleció hoy a los 60 años a raíz de un paro cardiorrespiratorio y con él se fue buena parte del fútbol, no solo argentino, sino mundial. Su legado, que trasciende las fronteras de la pelota número 5, vivirá por siempre en los corazones y en las memorias de aquellos que vieron sus mayores proezas y en los que fueron receptores de esas historias que se traspasaron, y se traspasarán, de boca en boca.

Dolor. Ese sentimiento es el que mejor describe lo que atraviesan en estos momentos la mayoría de los fanáticos del fútbol, pero lo de Diego es más que solo fútbol. Maradona no fue un simple futbolista, tampoco fue solo “el mejor de todos los tiempos”, ni un artista y nada más, es complicado encasillarlo. Pero lo que sí se puede afirmar es que no fue, sino que es, ya que su recuerdo seguirá presente para siempre. Para quien así no lo entienda, por diversos motivos, cabe destacar lo que significa el 10 en todo el mundo, pero especialmente para el pueblo argentino, alguien que durante varios años fue la persona más famosa y reconocida del planeta, alguien que salió de la villa y cumplió su sueño de salir campeón del mundo, con todo lo que eso implica.

“Los 60 años de Maradona son como 1000 años de cualquier otro mortal”, coincidieron varios periodistas, jugadores y allegados de Diego. Para entender esto hay que remontarse a su infancia en Villa Fiorito, un barrio, que aunque ahora cuente con más de 40 mil habitantes y desde 1995 sea considerada como ciudad, en la calle sigue siendo reconocido como barrio. Un barrio de clase baja del conurbano bonaerense, más específicamente del partido de Lomas de Zamora, donde el techo era de chapa y goteaba cuando llovía, donde se sufrían los inviernos, donde soñaban con comer, donde el mismo Maradona contó que su madre le decía que le dolía la panza y no comía, y cuando creció se enteró que eso ocurría porque la comida no alcanzaba y Doña Tota no quería dejar con hambre a sus hijos, en fin, donde tantas de estas cosas ocurrieron y ocurren.

Y de esa marginalidad, producto de las enormes desigualdades que existen en la sociedad argentina, un día Maradona se convirtió en la persona más famosa del planeta. Pasó de no tener para comer, a que los más importantes líderes mundiales y personas más influyentes de todos los ámbitos quisieran cenar con él. Los presidentes y reyes lo conocían a él, pero muchas veces él a ellos no, contaron algunas de las personas del círculo íntimo de Pelusa. Todos lo llamaban, todos lo conocían, todos lo adoraban. Un giro de 180° difícil de explicar, pero imposible de imaginar.

Cualquier persona que viaje al exterior y diga que es argentino, inmediatamente recibirá la respuesta “Maradona”. El periodista Sebastián Vignolo contó que en el mundial de fútbol sub-20 de Malasia muchos no reconocían la bandera argentina que estaba en la acreditación de prensa, pero que al escuchar el nombre del país inmediatamente recordaban al 10. Maradona es un símbolo que en muchos rincones del planeta tierra es más reconocido que la propia bandera nacional. Algo similar ocurre hoy en día con Lionel Messi, pero hay que tener en cuenta que estamos en la era de las telecomunicaciones y de una globalización mucho mayor a la de la época en cuestión, por lo que es más sorprendente aún lo que generaba y genera Maradona, cuyas camisetas se ven en cualquier parte del mundo.

El periodista Diego Korol narró una de las situaciones más increíbles. En el mundial sub-20 de Nigeria 1999, él y su equipo fueron secuestrados a punta de escopeta a la noche en medio de una ruta. Los bajaron de la camioneta mientras les apuntaban con las armas largas, pero algo lo cambió todo. “Diego Armando Korol”, leyó el cabecilla de ese grupo en la acreditación de prensa, y repitió: “Diego Armando”. “El tipo era muy futbolero y dio la orden de que nos dejen pasar, hasta nos llenaron el tanque de gasolina”, contó el propio Korol.

Historias, entre tantas otras que quedan sin contar, que describen a la perfección lo que fue, es y será Diego Armando Maradona. Ya todos sabemos de su histórica actuación en la Copa del Mundo México 1986, del mejor gol de la historia de los mundiales, conocido como El Gol del Siglo, y de La Mano de Dios ante Inglaterra, nada más y nada menos que ante Inglaterra, tan solo 4 años después de la Guerra de Malvinas, de cuando jugó con el tobillo que casi le explotaba en la final del Mundial Italia 1990, de cuando le “cortaron las piernas” en el Mundial Estados Unidos 1994, todo eso que tanto nos emocionó, que llenó de orgullo a un pueblo golpeado por las crisis. Pero Diego trasciende todo eso, por eso es que se puede afirmar que fue más que un futbolista.

Hoy es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Se conmemora esta fecha en honor a lo acontecido el 25 de noviembre de 1960, cuando las hermanas activistas Patria, María Teresa y Minerva Mirabal fueron asesinadas en República Dominicana por el régimen militar de Rafael Trujillo. La violencia de género es uno de los más grandes flagelos de la sociedad, y que desde hace un tiempo ha comenzado a dejar de ser un “tema familiar privado” para pasar a las primeras planas. Las estadísticas son alarmantes y escalofriantes. Maradona ha ejercido violencia de género contra su exmujer Rocío Oliva, por ejemplo. En este caso gravísimo, además de los hijos que tardó en reconocer, entre otras tantas cuestiones igual de importantes, se basan aquellos que argumentan que el dolor que siente gran parte del mundo “está mal”.

Pero, ¿realmente es contradictorio manifestarse en contra de la violencia de género y despedir a Maradona? Diego hizo muchas cosas reprochables y cuestionables, pero, ¿realmente no se rescata nada más que eso de su legado? Desde ya que nada de lo dicho es justificable, hay cosas que se pueden explicar, pero nunca justificar. Un pibe marginal, que no estuvo ni cerca de finalizar sus estudios secundarios, que comió lo que había, y a veces no había nada, que pasó frío, que a lo largo de su carrera y de su vida tuvo mucha gente a su alrededor que se aprovechó vilmente de él, sin contar los estragos que la droga y el alcohol le provocaron, y que llegó a ser la persona más importante del mundo en su momento, pero que jamás se olvidó de dónde venía y que siempre estuvo del lado de los más desfavorecidos.

Es totalmente entendible que esto sea difícil de entender para algunos y algunas, pero hoy hay mucha gente muy triste, y no por eso están a favor de la violencia de género, no porque una mujer despida o no a Maradona es más o menos feminista. Sí, Diego fue un “sano hijo del patriarcado“, que se crío bajo esas reglas y esos códigos por los cuales todos nos criamos. Repito, nada justifica. Hoy los distintos medios de comunicación, sin importar su orientación política, al menos por un momento, cerraron la grieta y se mostraron unidos en la tristeza y en el llanto, eso también lo genera Maradona. Es necesario más pragmatismo y menos dogmatismo para los análisis porque, guste o no, hoy no solo el mundo del fútbol, sino el planeta en general, está de luto. Que en paz descanses Diego Armando Maradona.

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Publicado por: Vardan Bleyan

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